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viernes | 26 abril | 2024
Más de un año después de la peatonalización total de la Ciudad Vieja y de la puesta en marcha de dos aparcamientos reservados para los vecinos de ese barrio en los alrededores el control de los estacionamientos irregulares sigue siendo prácticamente nulo. A pesar de momentos puntuales como los ocurridos durante la celebración de la Feira das Marabillas, en los que incluso la grúa se llevó turismos del entorno del Oceanográfico, el caos de tráfico que permitió Marea Atlántica al no tomar medidas antes de dejar el poder sigue reinando en el casco histórico sin que el nuevo Gobierno local le ponga coto. Los vecinos y comerciantes prevén esperar hasta septiembre para hacer llegar a la alcaldesa sus peticiones de un mayor control de los comportamientos incívicos o, directamente, sancionables.
El despliegue de agentes de la Policía Local en el parking del Oceanográfico y la calle de la Maestranza –con una grúa incluida que retiró coches en algunos momentos como, por ejemplo, el sábado 27 de julio a última hora de la tarde– en paralelo a la Feira das Marabillas organizada por la Asociación de Comerciantes de la Ciudad Vieja (Aceca) hizo pensar que el Ayuntamiento iba a atender las demandas de los afectados y poner coto al aparcamiento ilegal.
Sin embargo, visto lo ocurrido en los días posteriores a la finalización del festejo parece que solo fue una actuación puntual. El descontrol de tráfico en el entorno de la zona antigua se mantiene a todas horas, especialmente por las mañanas sin que nadie esté ordenando más visitas por parte de los agentes ni otro tipo de acciones para dificultar o sancionar las irregularidades.
Sin ir más atrás en el tiempo, ayer en el espacio reservado junto al Oceanográfico las plazas se llenaban tanto de vecinos de la Ciudad Vieja con sus pegatinas identificativas como de turistas o gente que acudía a servicios del entorno como el hospital Abente y Lago, haciendo caso omiso de la señalización tanto vertical como horizontal existente. Además, la zona reservada ya tiene más de un año y un mes pero parece que a los conductores no les importa.
A media mañana se contabilizaban 31 vehículos sin distinción (uno de ellos con una que ya no está vigente) y tan solo uno tenía una multa en el parabrisas, quizá de otro día pues eso suele ocurrir.
En el aparcamiento más pegado a las murallas suele darse un poco más de respeto pero aún así se detectan muchos coches en situación ilegal sin que estos reciban sanción. La multa es una lotería porque el Ayuntamiento continúa sin mandar hacer batidas más constantes por la zona para imponer sanciones y también de carácter disuasorio ante los comportamientos prohibidos.
Aunque no trata de un espacio de uso público, la acumulación de coches en un pequeño tramo entre el Museo Histórico Militar y el Rectorado también es un descontrol porque unos esperan a que otros dejen libre espacio durante mucho tiempo, a veces dificultando maniobras a otros conductores. Ayer, además, la zona habilitada para carga y descarga estaba llena así que hubo quien optó por tomar por completo la parada de los autobuses urbanos e, incluso, ocupar aceras y cebreados sin ningún miramiento.
Malestar por la picaresca
“Por Maestranza, por ejemplo, no hay nada de control, incluso hay gente que sigue poniendo tarjetas caducadas que ya no sirven o solicitudes de la autorización que no fueron concedidas pero que colocan en el salpicadero” para dar la sensación de que tienen permiso municipal para aparcar, lamenta el presidente de la Asociación de Vecinos de la Ciudad Vieja, Pedro Fernández Roque.
En el entorno muchos reconocen que hay permisividad, especialmente en verano. De hecho, el representante de los residentes avanza que “cuando pase se retomarán las conversaciones con Urbanismo” para pedir que haya una mayor defensa de los derechos de los vecinos.
“Hay mucha presión de tráfico para venir hacia aquí”, afirma su homólogo en Aceca, Adolfo López, que en todo caso reconoce que hay irregularidades y dice que desconocen “cuál es el criterio que se está tomando”.
