Una cantera de futuros chefs en el centro

Una cantera de futuros chefs en el centro
el pastelero luis carballeira serã¡ el encargado de impartir los talleres hasta el viernes javier alborã©s

¿Quién sabe si los Adriá, Arzak, Ruscadella o Roca del futuro están en A Coruña? Quizá esos chefs que deconstruirán la tortilla hasta límites insospechados se encuentren entre los niños coruñeses pero primero hay que despertar en ellos el gusanillo por los fogones y los experimentos. La pionera en intentar formar cantera de restauradores en la ciudad ha sido la Asociación Zona Comercial Obelisco, que ayer inició los talleres de su iniciativa “MasterCHEFito” en pleno centro. En concreto serán 150 los jóvenes que pasen, vean y... por supuesto, amasen hasta el viernes todo tipo de exquisiteces culinarias adaptadas a su edad.
Los primeros en estrenar el horno junto al pastelero Luis Carballeira fueron 14 niños de unos seis años que, primero tímidos y después intrigados, se lanzaron a amasar galletas con un toque de vainilla como si no hubiese un mañana. Después vinieron los bombones, “la masa de pizza, el pan de hamburguesa y los merengues”.
El profesor, que tendrá que enfrentarse a esos 150 locos bajitos, decía antes de empezar a cocinar que no habría problema en las clases porque se dedica “a la enseñanza en la Escuela de Hostelería de Oleiros” y, eventualmente, en la Escuela de Hostelería Álvaro Cunqueiro. Pero normalmente sus estudiantes son personas con intereses culinarios previos y ayer tocó fomentar esa afición en otro perfil de alumnos. “Estoy acostumbrado a trabajar con niños”, afirmaba, animado, Carballeira.
“Nosotros necesitamos pasteleros y pasteleras siempre”, arengó a los participantes, antes de darles pedacitos de masa para trabajar. E Iria, Lara, Laura o Diego, entre otros, –con sus delantales y gorros en ristre– se lanzaron a experimentar. Aunque entre el alumnado femenino fue más complicado que se pusiesen los sombreros para no estropear el peinado, Laura aseguraba que le gustaba “el mandil” y que le apetecía preparar “bombones”.
“No me pienso poner el gorro; antes muerta que mal conjuntada”, sorprendían Iria y Lara, que también acudieron especialmente para aprender a preparar los dulces de chocolate.
Mientras los curiosos se arremolinaban alrededor del set de cocina y los pequeños chefs, algunos acompañantes aclararon el por qué de inscribirlos a estos talleres. “Fue idea mía apuntarlas porque a estas edades son más reticentes a probar comidas y creo que tocar distintas texturas puede ser positivo”, comentó María Roibás, que también defendía la necesidad de “hacer algo diferente” antes de que empiecen el colegio.
Por su parte, Dori González vio “interesante que aprendan algo de cocina”, aunque sus pequeños estudiantes no son primerizos en estas lides pues acuden a algunos cursillos de Ikea de forma habitual.
La excepción la ponía el hijo de María Paradela, que fue el promotor de su inscripción a “MasterCHEFito”. “Le encanta cocinar, ya hizo un curso en el centro cívico y suele ayudar mucho a su padre al que se le da bien la cocina”, concretó.

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