Cañones, sables y mucha pólvora para retroceder a aquel glorioso 1809

Cañones, sables y mucha pólvora para retroceder a aquel glorioso 1809
Conmemoración Batalla de Elviña

Los jardines de A Maestranza se convirtieron ayer en el escenario del recuerdo de la batalla que enfrentó a los ejércitos francés e inglés junto a sus aliados. Y es que la ciudad volvió ayer al pasado, concretamente a 1809, con la recreación de la Batalla de Elviña que realizaron los miembros del grupo cultural The Royal Green Jackets.
Varias decenas de aficionados a la recreación histórica de este y otros grupos se dieron cita en las puertas del Museo Militar para recordar uno de los episodios bélicos que convirtieron en protagonista a la ciudad herculina. Ataviados con los uniformes de guerra de ambos bandos, las armas bien cargadas y la artillería preparada para la contienda, los miembros de ambos batallones rememoraron la ofensiva que hace más de 200 años acabó con la vida de Sir John Moore, quien lideraba la alianza de franceses y españoles.

La batalla, que finalizó con victoria de los franceses, dejó más de 2.500 muertos y heridos en ambos bandos

Bandos > Los franceses, con sus uniformes blancos, avanzaban al encuentro de sus contrarios. La falta de dinero impedía que sus ropas fueran tenidas de azul, el color por excelencia del ejército francés, a pesar de la oposición de Napoleón. La única diferencia entre ellos eran los colores de los chalecos, que se distribuían por grupos de ocho regimientos.
Avanza, pues la infantería de línea, en formación cerrada, hombro con hombro, para concentrar los impactos de sus armas; y es qe solo cinco o seis de cada diez balas alcanzará su objetivo.
Avanzan también los ingleses, con sus tropas de apoyo a caballo, pendientes de la instrucción de sus generales, pues casi nunca participan en la batalla activamente.
Llegan al encuentro, en el campo de batalla, sables franceses e ingleses se encuentran en la lucha. Ligeros y rápidos unos, pesados y mortales los otros, capaces incluso de amputar miembros con solo dejarlos caer.
El resultado final es un ejercito francés triunfador, que acaba con la vida del general Moore, y que obliga a los ingleses a retirarse de la Península Ibérica, pero con el triunfo de conservar la vida. Casi un millar de muertos y heridos del bando inglés y casi 1.500 del francés cierran el mayor hito bélico coruñés.

Recreación > Varias decenas de personas se congregaron ayer en los jardines de A Maestranza para vivir la conmemoración de esta batalla. Familias enteras acudieron para ser partícipes de este evento que desplegó toda su espectacularidad con las armas de fuego.
Los cañones y obuses fueron el plato fuerte de una jornada que consiguió dejar boquiabierto a más de uno, en especial a los más pequeños de la casa. Hasta cinco artilleros por cada artefacto hicieron falta para poner a funcionar los artilugios más efectivos de la época a la hora de entrar en batalla. Los primeros pensados más para las contiendas en tierra, y los segundos para la defensa de las costa, pues eran disparados desde los baluartes, fueron accionados varias veces durante la mañana de ayer, provocando un estrepitosos ruido que estremecía a mayores y pequeños. El olor a pólvora, el ruido de los sables en la lucha, la solemnidad de los uniformes y la formaciones de soldados envolvieron a la ciudad en el ambiente bélico de 1809.

Cañones, sables y mucha pólvora para retroceder a aquel glorioso 1809

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