Las cámaras peatonales están activas pero no cumplen ninguna función

Las cámaras peatonales están activas pero no cumplen ninguna función

Todos los ayuntamientos sueñan siempre hacerse con una parte del maná de los fondos europeos.  Pero las ayudas del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder), siempre viene con condiciones e incumplirlas puede implicar la devolución del dinero, lo que convierte el sueño en una pesadilla. Es por eso que el Gobierno local ha decidido mantener encendidas las 27 cámaras que vigilan las calles peatonales del centro de la ciudad, a pesar de que no cumplen ninguna función. Forman parte del área de movilidad de Smart City, el proyecto promovido por el Gobierno de Carlos Negreira que se hizo con 11,5 millones de euros de la UE: para no tener que devolver ese dinero. 
Las cámaras, que se denominan “de optimización del tráfico en tiempo real” se instalaron hace algo más de un año, como parte del programa Smart City, impulsado por el PP, que presentó el proyecto en 2014, a cargo de fondos europeos. Su función es leer las matrículas de los coches que entran en las calles peatonales, y que así la Policía Local pueda multar a aquellos que no tienen permiso, y que son todos menos los vehículos de reparto y los vecinos, básicamente. La calle de la Estrella, San Agustín o la Pescadería son algunos de los puntos que controlan.  

un 35%
Aunque las cámaras se instalaron hace un año, su puesta en marcho se retrasó, en un principio, porque la Policía Local debía recibir formación para su uso: los sistemas de vigilancia estarían conectados a la sala del 092, para que se pudiera detectar al infractor y multarlo desde el asiento del operario del sistema. Siguiendo el plan previsto, los agentes municipales recibieron esa formación a principios de año, pero la red de cámaras siguen sin ser funcional. 
Por eso el plan original del PP contemplaba que, a día de hoy,  una red de cámaras se extendiera por la Ciudad Vieja y La Marina, vigilando también las zonas peatonalizadas o semipeatonalizadas, en las que el vehículo está muy restringido, y solo el transporte público puede moverse sin restricciones. 
El problema es que ese plan llevaba ya mucho retraso cuando llegó la Marea Atlántica a María Pita. La concejala de Participación Ciudadana, Claudia Delso, reveló el mes pasado que la ejecución presupuestaria era de un 35%.
“Este Goberno tivo que rematar e completar esa execución orzamentaria e iso fixemos. Rematar a execución e cumprir os prazos en sete meses ante a posibilidade de que se tivesen que devolver os cartos, algo que sería tremendamente perxudicial para a cidade”, explicó Delso, que aclaró que se han superado varias auditorías de la Unión Europea. 

en fase embrionaria
Entonces no matizó que “cumplir los plazos” supuso tomarse algunas licencias, como encender las cámaras pero no ponerlas en funcionamiento. En realidad, según el Gobierno local, aunque Smart City debía servir para recoger información e interconectar muchos servicios, la mayor parte de las áreas estaban en fase embrionaria, como la de movilidad. En cambio, los que tienen que ver con el tratamiento del agua sí se han desarrollado. 
La razón es que el proyecto se llevó a cabo a través de la Empresa Municipal de Aguas, Emalcsa, muchas de las aplicaciones piloto desarrolladas tienen que ver con el suministro hídrico: por ejemplo, controlar el riego en los parques o sensores para detectar roturas en tuberías.

en la marina
Pero eso no significa que la actual Concejalía de Movilidad renuncie al uso de cámaras para controlar el tráfico. Como apuntó recientemente el propio alcalde, Xulio Ferreiro, no se puede mantener policías locales en puntos como La Marina indefinidamente, así que van a instalar cámaras con lectores de matricularas en el tramo semipeatonal. 
Lo que no se sabe es cuándo se llevará a cabo esa instalación. Ni cuando funcionarán las cámaras ya existentes. Por el momento, el Gran Hermano cierra los ojos.
 

Las cámaras peatonales están activas pero no cumplen ninguna función

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