CaboSanRoque habla en Vilaseco de cómo buscan el alma a las cosas

CaboSanRoque habla en Vilaseco de cómo buscan el alma a las cosas
La pareja estuvo pilotando un taller en la Ribeira Sacra y ayer inauguró exposición en la galería | castaño

CaboSanRoque trabajó por primera vez con los sonidos del bosque gallego, con los troncos de los árboles y el peso de la tierra. Se fue hasta la Ribeira Sacra donde compartieron su experiencia en “12 miradas:: Riverside” y ayer la concentraron en doce influencias o aspectos que definen lo que son: artistas sonoros.
La pareja de creadores contó en la galería Vilaseco cómo el sonido no se entiende sin el silencio, responde a la física y se refleja a partir de “la cosa”, que es la parte plástica de su forma de hacer.


Los catalanes utilizan cosas comunes e industriales, últimamente pasan de los tesoros y se van a los que no tienen valor como tapones o vasos de plásticos para producir sonidos únicos. ¿Por qué? Laia explica que los objetos con sus hendiduras y su pasado le otorgan exclusividad al resultado y lo que iba para grupo de música, se convirtió en un proyecto artístico que genera máquinas capaces de vehicular emociones. Se alejan de conceptos como la precisión o la racionalidad para aliarse con otros como la irregularidad. Son imprevisibles, cuentan.
Los artistas hablaron ayer en Padre Feijóo de cómo comenzaron a indagar desde su posición de músicos, inventando instrumentos no conocidos. Hoy en día, son buscadores de almas en seres inertes que van desde latas, “cajas de resonancia con su oxidación y sus bollos” a cintas métricas. Fabrican sonidos bajo estructuras y despiertan el sentido del oído, pero también el de la vista porque sus artefactos son para escuchar y también ver. En su taller, del que ayer abrieron la puerta imaginariamente, las palabras “reverberación” y “frecuencia” son dos de las más usadas. Ellos van por la calle y captan. Percuten las cosas y descubren. Fichan. Y crean.

CaboSanRoque habla en Vilaseco de cómo buscan el alma a las cosas

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