Una broma juvenil desemboca en una intervención policial en O Parrote

Cerca de las nueve de la noche del viernes tuvo lugar una conmoción en la explanada de O Parrote. La zona estaba llena de gente que paseaba disfrutando del buen tiempo cuando se desencadenó una pelea entre dos menores, que no tendrían más de catorce años. De repente, la sala del 092 comenzó a recibir llamadas alertando de una especie de tumulto en el que estarían participando más de 200 menores, pero las autoridades creen que fue una especie de broma porque, cuando dos minutos más tarde, apareció el primer coche patrulla, no hallaron nada.
“Pero nada de nada”, comentó un agente. Lo normal, cuando llegan al escenario de una pelea, es que hay alguna pista de lo ocurrido. “Por lo menos, el que ha ‘cobrado’ siempre nos dice que ha sido él al que le han pegado”, añaden los municipales. Muchas veces, los que han participado en la pelea echan a correr nada más verlos, delatándose como culpables.
Pero en esta ocasión no fue así. Había muchos menores, eso es cierto, pero ninguno supo aclararle nada a los agentes de los cuatro coches patrulla de la Policía Local que convergieron al lugar de los hechos, dispuestos a intervenir. 
Es por eso que no hubo ninguna detención, ni siquiera se identificó a los responsables para después entregárselos a sus tutores legales, como es el procedimiento habitual cuando se trata de menores. “Ni siquiera creemos que tenga nada que ver con lo de maestro Mateo”, comentaron, en referencia a otro incidente entre grupos de menores. 

redes sociales
Es muy posible que nunca se sepa que ocurrió en O Parrote, pero los policías están bastante seguros de que lo que comenzó con un simple agarrón entre dos niños se magnificó al trascender a las redes sociales. “Ahora todos tienen teléfono móvil y Twitter, y grupos de Whatsapp”, comenta un policía local. Eso hizo que acudieran rápidamente y quizá fueron ellos los que llamaran al 092 al ver como crecía la muchedumbre.
“Al ver que venía la Policía, se animaron ”, aclaran. En una historia digna de George Orwell, lo que había comenzado con dos niños intercambiando empujones acabó pareciendo una reyerta multitudinaria.

Una broma juvenil desemboca en una intervención policial en O Parrote

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