Blindan los pisos vacíos con puertas antiokupas por temor a allanamientos

Blindan los pisos vacíos con puertas antiokupas por temor a allanamientos
Tanto las promociones inconclusas y vacías, como las que albergan algunos residentes, se protegen de las ocupaciones ilegales | pedro puig

Cerca de nueve años después de la crisis, A Coruña continúa salpicada de promociones inmobiliarias vacías o casi, de edificios abandonados o pisos que han pasado a ser propiedad de las entidades bancarias por no haber podido sus anteriores dueños pagar la hipoteca. Docenas de okupas han aprovechado ese vacío, invadiendo casas particulares en Eirís, Palavea, Monte Alto, Ciudad Vieja y otros barrios. Ante este fenómeno, los expertos en seguridad están notando, por primera vez en A Coruña, una demanda apreciable en la instalación de puertas antiokupas, que comenzó hace meses, cuando se hicieron públicos varios casos.
Óscar Magni, perito judicial en cerrajería forense, recuerda que estas puertas no son infalibles, pero que hacen el allanamiento mucho más difícil: “No hay que ponérselo fácil, porque hay muchas casas vacías. Si se dan cuenta de que resultará difícil entrar, entonces buscarán otra”. Estos dispositivos, que consisten en una puerta enteramente metálica que se instala sobre la original, cuentan con una cerradura de seguridad difícil de romper y un acabado que simula madera.
“Pero son de hierro, y los anclajes se encuentran en la parte interior, de manera que para sacarla es necesario prácticamente romper las paredes. He visto puertas arrancadas, pero es raro”, explica Magni. Es un proceso ruidoso que llama la atención de los vecinos, y que los okupas rara vez emplean: “No usan butrones, se limitan a forzar la cerradura”.


Por toda el área
El propio Magni ha instalado varios de estas puertas en lugares de Culleredo, Oleiros o Meicende, donde también existe una gran preocupación por la seguridad ciudadana debido al tráfico de drogas. El coste de estos puertas varía mucho dependiendo de su calidad, pero puede oscilar entre los 500 y los mil euros.
Los primeros en adoptar esta clase de medida fueron las empresas, como bancos e inmobiliarias, que muchas veces son dueños de bloques enteros. Uno de los primeros casos de blindaje de puertas para prevenir ocupaciones tuvo lugar en Residencial Finisterre, en la avenida del mismo nombre. Allí, a principios de 2012 se congregó primero un pequeño grupo de okupas, que buscaban un nuevo centro tras haber sido expulsados de las Atochas, y los chabolistas del poblado de Penamoa, que estaba siendo demolido. Cerca de 50 personas. El suceso se saldó con la actuación de la Policía Nacional y el cierre de los portales con puertas de seguridad de acero que aún clausuran los accesos del inmueble.
Entre los okupas (los que no actúan por motivos ideológicos) hay tanto españoles como rumanos y portugueses .Muchos son insolventes, así que no temen las multas, y se tarda hasta un año en echarles. Por eso, en las promociones ya concluidas, con residentes pero con pisos vacíos, las inmobiliarias prefieren no jugársela, y están instalando cada vez más de estas puertas robustas, con su acabado de falsa madera. “No son estéticas, pero sí son seguras”, apunta el perito.

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