Belén Gopegui | “La desigualdad nos hace peores personas a todos”

La escritora participó ayer en el ciclo “Letras de otoño” de la Fundación Seoane con “Quédate este día y esta noche contigo” (Random House), una solicitud de trabajo convertida en novela, firmada por dos personas.
Se dirige a Google “con el que todos trabajamos, esa gran corporación” que podría ser otra de las que trabajan en red y es la escusa para reflexionar sobre los valores en un relato donde “mérito” es la palabra más repetida. La autora cree que es un término que “deberíamos cuestionar porque se basa en la falacia de igualdad de oportunidades cuando esa igualdad no existe en una sociedad desigual como la nuestra”.
Y es que “en vez de preocuparnos por cambiar las condiciones para que todos viviésemos más o menos igual”, solo unos pocos se salvan y viven bien.
La pareja firmante es un joven de veintipocos años, Mateo, y Olga, que rebasa los 60, dos personas y varias generaciones por el medio porque, en realidad, “en la vida no nos relacionamos con nuestros semejantes, sino con personas muy diferentes”. A Belén se le ocurrió tirar del hilo de la sociedad para destapar la alfombra que oculta lo negro por una canción.

La interpreta Santiago Feliu y en ella, “habla de una relación que o ya ha terminado o no quiere recuperar porque está lejos o con otras personas”.
Así que Gopegui pensó en un espacio donde “dos personas puedan encontrarse y estos personajes se encuentren con la persona que lee la novela”. Así que da con el punto, que temporalmente no es hoy ni mañana, pero que “está ahí” y crea una historia, un lugar donde pasan cosas o más bien palabras, porque “Quédate este día y esta noche conmigo” es una conversación, “no hay persecuciones ni aventuras, solo la aventura de intentar averiguar lo que nos pasa, por qué vivimos”, algo que no se suele tocar. Ocurro que “a veces hay que arriesgar”, dice Belén, y por eso, la autora se sitúa en coordenadas nunca usadas o muy poco para mirar hacia dentro. Por su parte, está el remitente, Google, que “es como el contrapunto, que marca las fronteras de la realidad”.
De esta forma, el relato “no es puro intimismo”. Se proyecta hacia fuera y aparece un mundo “donde nos preocupamos mucho por saber cómo funcionan las cosas, pero poco tiempo en pensar para qué queremos que sirvan”.
Belén recuerda a un sociólogo, César Rendueles. Él dice que la desigualdad es degradante, no solo para el que la padece. También para el que la disfruta: “Nos hace peores personas a todos”. De ahí la necesidad de que haya libros así.