La Batalla Naval vuelve a sus orígenes y “truena” sobre la ensenada coruñesa llena de luz y color

La Batalla Naval vuelve a sus orígenes y “truena” sobre la ensenada coruñesa llena de luz y color
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El fuego volvió a cruzar la ensenada del Orzán como hace cinco siglos. Luz y ruido atronaron la noche, pero esta vez no había lucha de por medio. Esta vez primaba el ambiente festivo que, como cada año, rodea la gran Batalla Naval del calendario festivo coruñés.
Y eso que la cosa empezó con incidencia: la tirada de fuegos se tuvo que demorar unos diez minutos debido a que, según aseguraron desde el Ayuntamiento, el lanzamiento podía influir negativamente en las trayectorias de los aviones que en ese momento estaban aterrizando –debido a que llegaban con retraso– en el aeropuerto de Alvedro.
Pero miles de personas tuvieron paciencia y se arremolinaron en el entorno del Paseo Marítimo y en cumbres y zonas aledañas, como el monte de San Pedro, la Torre de Hércules, la playa de las Amorosas o las calles exteriores de Monte Alto, para poder disfrutar del espectáculo que este año traía sello larachés. 
La empresa Artefogo fue la encargada de volver a los orígenes de la batalla, como ellos mismos se plantearon en el momento que supieron que eran los ganadores de la licitación para llevar a cabo la gran tirada de fuegos.

Estruendosa pólvora
Ayer las bombas de los cañones que hace cinco siglos atemorizaban a la población se convirtieron en estruendo de pólvora acompañado de luz y color sobre las pequeñas olas de la bahía. 
En un inicio muy pegado al agua y con los tonos amarillos y naranjas llamando la atención la batalla fue tomando altura y color mientras los efectos de sonido rememoraban la pólvora de antaño. Lo hicieron así los de Artefogo porque querían regresar a lo que fueron esos orígenes de batalla y dejar un poco de lado la tirada de fuegos de artificio tradicional. Quisieron que el sonido tuviese también su protagonismo dentro del espectáculo y por ello retumbaron paredes y ventanas en toda la ciudad. 
Y al final de la batalla, el gran estallido de color final. Y la victoria de María Pita y de A Coruña. Como cada año desde 1589 Francis Drake y su escuadrón de ochenta navíos no fue capaz de clavar su bandera en territorio herculino. l

La Batalla Naval vuelve a sus orígenes y “truena” sobre la ensenada coruñesa llena de luz y color

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