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sábado | 20 abril | 2024
La operación “Mesías”, llevada a cabo por el Equipo de Crimen Organizado (ECO) de Galicia y que ha logrado acabar con una de las mayores redes de tráfico de cocaína que han operado en A Coruña, no ha finalizado. Fuentes cercanas a la investigación aseguran que pronto habrá más detenciones que las ya anunciadas y que entre se encuentran más hosteleros del ocio nocturno. Y es que la trama se encargaba de suministrar cocaína y drogas de diseño en las fiestas de la jet set de la ciudad. “Todos sus clientes eran de nivel medio-alto”, aseguran estas fuentes.
Esta conexión fue evidente desde el primer momento. El propio jefe de la organización Miguel G.L., había sido encargado del Playa Club con los antiguos propietarios. En la red están implicados también muchos vigilantes de seguridad que ejercieron, en un momento u otro, como porteros en pubs y salas de fiesta, de manera que estaban implicados directamente en el ocio nocturno.
Además, uno de los ya detenidos, F.I.A., es también propietario de establecimientos hosteleros del ocio nocturno en el centro de la ciudad y era uno de los encargados de distribuir la mercancía en el circuito coruñés. En el piso de su pareja se encontraron casi dos kilos de cocaína. “No quiere decir que los dueños de todos los locales donde se celebraran estas fiestas traficaran, pero que había tráfico es indudable”, aseguran fuentes cercanas a la investigación.
la "gente bien"
Pero la “gente bien” coruñesa, estaba implicada solo como cliente: entre los detenidos también se encuentran otro joven cuya familia, muy conocida, es propietaria de una clínica dental y que decidió unirse a la red de narcotraficantes con tal entusiasmo que decidió poner su Alfa Romeo a disposición del mecánico de la trama para que le instalara un doble fondo donde transportar la droga.
La importancia de la banda queda claro por el hecho de que, además de detener a 12 personas solo en A Coruña (35 en total e diferentes ciudades del mundo) la Guardia Civil consiguió hacerse con 335 kilos de cocaína, la mayoría interceptada en Amberes (Bélgica). G.L. mantenía distribuidos a sus subordinados en dos divisiones: una dedicado a las negociaciones con los productores, que se encontraban sobre todo en Latinoamérica, y otra responsable de la logística y a la venta. A este grupo pertenecen la mayoría de los coruñeses.
Además, la base de la organización se encontraba en A Coruña, pero sus tentáculos alcanzaban no solo otras ciudades de España, sino también Reino Unido, Bélgica, Países Bajos, Ecuador y Perú. De estos dos últimos países conseguían la droga que transportaban mediante contenedores marítimos o por pasajeros en líneas aéreas.
