El ayuntamiento solicitó hace dos años a las empresas de GPS que indicaran el gálibo del túnel de María Pita

El ayuntamiento solicitó hace dos años a las empresas de GPS que indicaran el gálibo del túnel de María Pita
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El accidente que tuvo lugar ayer en el túnel de María Pita cuando un autobús procedente de Portugal chocó con el techo del túnel de María Pita. Es un problema recurrente que se produce cuando el conductor desconoce el bajo gálibo del túnel: 3,5 metros. Las autoridades consideran que el conductor, al desconocer la ruta, se fía del navegador y hace caso omiso de las señales de aviso, hasta que se topa con el techo. O más bien, con las tuberías del cableado. El Ayuntamiento ya solicitó hace más de dos años a las empresas de navegadores que actualizaran sus bancos de datos,  pero a juzgar por las apariencias, no se han realizado todas las mejoras necesarias.  

Eso sí, las colisiones se espacian en el tiempo. “Al que le pasa una vez, no le vuelve a pasar”, comentan fuentes municipales, que señalan que será la empresa de autobuses, Arriva, o más bien su aseguradora, la que tenga que pagar por la reparación que se tuvo que realizar durante la noche del jueves al viernes: durante ocho horas el túnel permaneció cortado por ambos lados mientras se reparaban los daños en el cableado del sistema de megafonía. 

En muchos casos, los vehículos implicados son autobuses cargados de turistas que se dirigen hacia la Torre de Hércules, y aunque la opción más directa es por el túnel de María Pita, no es la más cómoda ni la más rápida. “Por el de As Ánimas vas directamente y sin tráfico –señalan las mismas fuentes– mientras que por As Atochas puedes tener que detenerte en la cuesta dentro del túnel y luego salir por calles estrechas”.  De hecho, el primer siniestro de este tipo que se produjo, el 21 de junio de 2016, lo protagonizó un bus cargado de escolares.

Refuerzo de señalización 
El problema de los navegadoras queda en mano de las empresas, y es poco lo que puede hacer el Gobierno local al respecto. Pero eso no quiere decir que no se hayan tomado medidas porque, en algún caso, los daños que han dejado las colisiones han sido cuantiosos, sobre todo para las instalaciones de agua y cableado que recorren el techo, sin contar el tiempo que una arteria principal de la ciudad ha quedado fuera de servicio. Las medidas que han adoptado a lo largo de más de dos años se han centrado en mejorar la señalización.  

Las mejoras se llevaron a cabo en julio de 2016. Entonces el Ayuntamiento instaló nuevas señales, incluyendo dos paneles variables permanentes en las medianas de Linares Rivas y la avenida Alfonso Molina. Los avisos que se pusieron de forma permanente en los letreros digitales de la entrada a la ciudad indican el nivel de altura del túnel y la necesidad de los vehículos más grandes de desviarse a la derecha, hacia As Ánimas. 

También instaló nuevas señales de gálibo, contra las que los vehículos altos golpean. “No sé cómo no se dio cuenta. Debía ir con la radio a todo volumen”, comentan refiriéndose al conductor portugués que protagonizó el incidente del jueves. 

Afortunadamente, el jueves no se produjeron grandes atascos. Cuando los daños son graves,  el corte eléctrico despoja al túnel de sus elementos de seguridad, como las cámaras, las luces o los ventiladores, así que aunque la reparación solo exige que se corte el túnel de La Marina, el protocolo deja también fuera de servicio el de O Parrote. El resultado suele ser un grave atasco que paraliza el centro.

El ayuntamiento solicitó hace dos años a las empresas de GPS que indicaran el gálibo del túnel de María Pita

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