La Autonómica denuncia más de 15 casos al mes de menores en el botellón

La Autonómica denuncia más de 15 casos al mes de menores en el botellón
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El endémico problema del botellón, que lleva años enquistado en los jardines de Méndez Núñez, va más allá de las molestias generadas por la basura que dejan cada fin de semana una multitud de jóvenes. Fuentes de la Policía Autonómica señalan el grave problema para la salud que supone todo ese alcohol en manos de adolescentes que, en muchos casos, no llegan a la mayoría de edad. “Cada mes tramitamos entre quince y veinte denuncias por consumo de alcohol en menores en el botellón”, afirman.

La Unidad Adscrita de la Policía Nacional (como se denomina de verdad a la Policía Autonómica) cuenta con un único coche patrulla que visita los jardines de Méndez Núñez en busca de adolescentes que no han cumplido todavía la mayoría de edad pero que ya se han graduado en beber grandes cantidades de alcohol, y no tiene nunca ninguna dificultad en descubrirlos. “Básicamente vas hasta un grupo, les pides la identificación y siempre hay alguno”, señalan las mismas fuentes, que apuntan a que el problema puede ser mucho más grave que lo que permitiría suponer el número de denuncias, que está limitado por los recursos de la unidad en A Coruña, que rondan los 50 efectivos.

“Cuando son solo dos policías, no se van a meter en medio de un grupo grande de chavales que están bebiendo”, aclaran. Sin refuerzos, para evitar verse en una situación apurada, los agentes solo pueden actuar de tanto en tanto. Todos recuerdan el caso más grave de este tipo, que tuvo lugar en la plaza del Humor en 2008, cuando un agente se vio rodeado y disparó al suelo, con tan mala suerte que hirió a dos jóvenes con las esquirlas de la bala. A ese respecto, el Sindicato Unificado de Policía (SUP) ya había alertado que la Policía Autonómica se encontraba bordeando al máximo de su capacidad operativa.

Contención

Por otro lado, la Policía Nacional tampoco patrulla los jardines de Méndez Núñez durante la noche. Sus mandos dejan esa tarea a la Policía Local cuyas patrullas pasan con frecuencia, sobre todo los jueves y los sábados, para prevenir los altercados que suelen formarse por el exceso de alcohol. En realidad, lo que interesa al Ayuntamiento es confinar a los juerguistas en el lugar donde están, e impedir que la fiesta traspase la línea de Entrejardines, puesto que allí se encuentra el Hotel NH Atlántico, cuyos clientes se han quejado en ocasiones del alboroto que causan.

Hace ya un año, el alcalde, Xulio Ferreiro, comentaba que espera que los agentes concienciaran a los participantes en el botellón de las ventajas de la moderación en el alcohol y, sobre todo, de que no deben dejar desperdicios, después de que la oposición protestara porque la fiesta se celebrara en medio de una gran cantidad de especies vegetales de gran valor. “Neste momento, non se molesta acústicamente á veciñanza, como pasou noutras épocas, por exemplo na praza do Humor”, recordaba entonces el regidor.

Por otro lado, los propios policías reconocen que las peleas que se producen en los jardines a veces rebasan sus límites. El portavoz del CEP, Manuel Juncal, pidió recientemente que se aumentará el número de agentes que vigilan el acceso porque a veces los jóvenes buscan refugio allí. Sin voluntad política ni recursos policiales suficientes como para poner fin al botellón, parece que la fiesta continuará durante mucho tiempo en Méndez Núñez.

La Autonómica denuncia más de 15 casos al mes de menores en el botellón

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