Aurelia Rey puede mudarse ya a su nuevo piso de promoción económica en el barrio de Eirís

Aurelia Rey, la octogenaria que provocó una multitudinaria protesta de apoyo cuando se negó a abandonar su domicilio de Padre Feijoo a mediados de febrero, podrá mudarse a Eirís cuando lo desee. Así lo anunció el Instituto Galego da Vivenda e Solo (IGVS) después de que el conselleiro de Infraestruturas, Agustín Hernández, firmara la adjudicación directa de la vivienda de promoción pública a la costurera jubilada. El último paso se había dado el lunes, cuando la jefatura provincial del IGVS presentó el certificado de ingresos de la octogenaria.   
Rey ya había reconocido hace unos días que pensaba aceptar la oferta de la Xunta del piso en Eirís que se le había hecho apenas un día después de que tuvieran lugar las protestas que organizó Stop Desahucios frente a su casa y que frustraron la intervención policial planteada para su desalojo. Aunque en un primer momento la mujer los rechazó, asegurando que no pensaba irse tan lejos del barrio en el que había vivido durante treinta años, ha acabado aceptando esta salida. “Eu xa visitei a casa, está nuns pisos modernos e está todo novo”, comentó la afectada.

conflicto
La jubilada sigue expresando en cuanto tiene ocasión el rencor que siente hacia sus caseros, asegurando que le han hecho “unha liorta” afirmando que no había pagado el alquiler cuando ella lo había enviado por correo certificado y que todo el proceso, incluido el juicio, había sido “manipulado”. Rey también insiste en que sus caseros contrataron un sicario que arrojó un artefacto incendiario en su casa y que una vecina suya dejaba orines ante su puerta. Todo, para que abandonara su buhardilla.
Los juzgados no le dieron la razón y sentenciaron que debía marcharse. Aunque en un principio pidió una indemnización a cambio de marcharse del piso “porque esto non era nada ata que cheguei eu, agora é algo”  y se negó a marcharse lejos del barrio. Los miembros de Stop Desahucios intentaron complacerla localizando posibles viviendas en la zona, pero a pesar de que encontraron cerca de media docena de pisos, ninguna llegó a cuajar en un contrato de alquiler. En algunos casos, porque los dueños no querían a la famosa jubilada de Padre Feijóo de inquilina.