La Audiencia juzga a siete acusados de surtir la provincia de cocaína y heroína

Los registros efectuados en octubre de 2008 en tres domicilios de A Coruña y Arteixo no fueron más que el punto final a una investigación de la Guardia Civil contra el tráfico de drogas iniciada a principios de año en Ferrolterra. En los pisos de los sospechosos apenas se encontró droga, pero sí los útiles para prensarla y manipularla, mucho dinero –13.00 euros en metálico y más de 230.000 en cuentas bancarias–, armas, munición y un buen número de teléfonos móviles.
Precisamente, el uso de estos dispositivos, y el estudio minucioso de las comunicaciones que en aquellos meses se establecieron entre los sospechosos por vía  telefónica, propiciaron la detención de las siete personas que desde el próximo martes están llamadas a declarar en la Audiencia Provincial, acusadas de delitos de tráfico de droga que pueden costarles penas de hasta nueve años de cárcel y multas que en algún caso sobrepasan los 600.000 euros.
Sus nombres, según expone la Fiscalía en el escrito de acusación que llevará al juicio, fueron saliendo a la luz en el curso de una operación tutelada por un juzgado de Ferrol contra la venta de estupefacientes a pequeña escala en esa comarca.

provisiones
En febrero de aquel año comenzaron las escuchas al teléfono de una persona, de la que la Guardia Civil sospechaba que tenía contactos con las redes de narcotráfico afincadas en la zona de Arousa; de aquella intervención se obtuvieron los primeros contactos que señalaban a una familia de etnia gitana, y datos que apuntaban a las provisiones de droga que realizaban para surtir de heroína y cocaína Ferrol y sus alrededores.
Siguiendo la cronología que presenta en fiscal, en mayo los investigadores obtuvieron indicios de que iba a producirse un viaje a Madrid para comprar una partida de droga. Las tres personas que ocupaban el vehículo utilizado fueron detenidas en un control que se estableció en un peaje en Fene, después de hallarse ocultos en el vehículo tres paquetes con kilo y medio de heroína; el beneficio obtenido de su venta rondaría, según la acusación, los 160.000 euros. Al mes siguiente, las escuchas permitirían detectar una nueva operación, que también fue frustrada en un control, con la detección de 980 gramos de heroína y nuevos arrestos.
De las comunicaciones fueron saliendo más sospechosos, y la intervención de sus teléfonos destapó un nuevo núcleo en el tráfico de estupefacientes: una pareja sentimental que también lo era, según el fiscal, en lo delictivo, y que había reclutado a nuevas generaciones de jóvenes de etnia gitana para las ventas.
Pero también estos acusados fueron apresados, tras un operativo que se estableció a finales de septiembre tras saberse que habían viajado a Santiago para conseguir más sustancias de unos familiares. Aunque en un inicio, los investigadores no encontraron gran cantidad de droga, una vez más, el seguimiento de las comunicaciones telefónicas desveló que había una partida importante en juego y permitió la detención de los últimos implicados, de los que se sospecha que estaban buscando “nuevas vías” para la distribución de droga desde la zona de Ferrol. 

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