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jueves | 25 abril | 2024
Con la confesión del acusado en la mano, la Audiencia Provincial dio ayer el visto bueno al acuerdo que fija la pena a cumplir por el hombre que en marzo de 2012 asfixió con una cuerda a un hombre de 94 años que descansaba frente a su casa del lugar de Pazos, en Ferrol, y desvalijó la vivienda, después de maniatar a la esposa de la víctima. Serán 16 años y tres meses de prisión, menos de la mitad de lo que inicialmente reclamaba la acusación que ejercía la familia del fallecido, que antes de llegar a juicio pedía una condena por asesinato (entre otros delitos) y elevaba su petición hasta los 35 años.
El hecho de que, desde su detención y hasta su llegada al banquillo este miércoles, el inculpado haya admitido ser el autor de aquellos hechos ha servido para cerrar una sentencia por acuerdo que pasa a calificar los hechos como homicidio y elimina el delito de amenazas por el que el hombre venía siendo acusado.
para robar
Los hechos se precipitaron un mediodía de hace cerca de dos años en una aldea de la parroquia ferrolana de Serantes. Tal como reflejará la sentencia en el apartado de hechos probados, el fallecido se encontraba sentado en el exterior de su casa cuando el acusado se presentó allí con intención de robar. Antes de abordar al anciano, el asaltante se coló en un galpón anexo a la casa y recogió varios trozos de cuerda de la utilizada para atar alpacas, la misma con la que a continuación rodeó el cuello de su víctima hasta asfixiarla.
A continuación entró en la casa y se dirigió al dormitorio principal, donde se encontraba la esposa, a la que amenazó con los cuchillos que llevaba antes de atarla para poder registrar con libertad los armarios y cajones de la habitación.
Según avanzaba la Fiscalía en su escrito de acusación se llevó un reloj, un collar de perlas y varias piezas de oro, como una alianza y una cadena, las únicas que fueron recuperadas por la Policía, un delito por el que el treintañero llevado a juicio cumplirá condena como autor de un robo con violencia e intimidación en casa habitada.
No lo hará, en cambio, por el delito de amenazas que le achacaban por lo que ocurrió cuando el nieto de las víctimas halló delante de la casa el cadáver de su pariente. Entonces, según señalaba el escrito de acusación, comenzó a llamar a gritos a su abuela, pero quien salió de la casa fue el asaltante, hacha en mano. Para la acusación particular, esto podía ser interpretado como constitutivo de un delito de homicidio en grado de tentativa, delito que desaparece del fallo en virtud del acuerdo.
