El arte callejero de Sao Paulo grita en la galería Vilaseco

El arte callejero de Sao Paulo grita en la galería Vilaseco
Los brasileños hablaron con Straight y Alonso sobre su arte javier alborés

Pilar Alonso ve un salto desde que el arte era más agazapado que urbano y hoy, que está reconocido institucionalmente y campea a sus anchas por las galerías. Cusco Rebel sitúa en Sao Paulo la cuna de esta forma de hacer, al menos es una ciudad soporte que pasea lo que ellos sacan de las entrañas. El artista brasileño fue junto con Leiga y Shock Maravilha embajador de lo que mece Brasil, una impronta espontánea que tiene total libertad, cosa que aquí no ocurre.

Alonso representó a las creaciones que pacen sobre el asfalto gallego junto al oleirense Straight y todos conformaron una misma mesa con la sinceridad como plato principal porque aunque lo urbano ha entrado por las puertas de entidades, sigue siendo igual de visceral. Pilar llegó a él desde la plástica, un mundo que le interesó en parte por ese confluir de disciplinas, donde entra la arquitectura.

Altavoz
Porque no se puede vivir de espaldas a la sociedad, la pintora se define como altavoz y si bien pasó lo mismo que con Duchamp y su urinario, cuando la trasgresión se convirtió en parte del sistema, el producto que ofrece esta corriente es puro. Cusco lo compara con el skate que practica desde los 15: “Experimentas las posibilidades” y una escalera es más que un acceso, “es una oportunidad para hacer tu maniobra”.
Por eso, cuando Rebel camina va viendo opciones. Adopta la mirada creativa como cuando pilota el monopatín y observa la raíz de un árbol como una rampa, no como un estorbo.

Precisamente, en los detalles está la magia del arte que callejea. Los brasileños exponen en la galería Vilaseco como parte del proyecto “12 miradas:: Riverside” que se completó ayer con la palabra.
Sus obras se podrán masticar en “Beyond the grafftiti” cuatro días y alguno más porque los brasileños preparan un mural para la fábrica de Estrella Galicia, que terminarán hoy: “Comenzamos hoy y mañana estaremos todo el día para acabarlo”.

En el caso de Cusco, a él le gusta dejar sobre el muro la naturaleza “e a miña vontade de transformar o mundo por outro mellor”. Elige las calaveras porque son todas iguales y desde esa equidad, experimenta: “Aprendo novas cousas”.

Se enfrenta a una arquitectura en blanco y va haciendo. Escoge colores, técnicas y sobre la marcha construye un mensaje, “novas realidades”. Desde siempre, diseñar es una de sus “brincadeiras” preferidas. Él tiene la suerte de coger sus bártulos y pintar la realidad. Lo que ve y lo que le gustaría.

El arte callejero de Sao Paulo grita en la galería Vilaseco

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