Arrecian las quejas vecinales tras otro incendio en un edificio abandonado

Arrecian las quejas vecinales tras otro incendio en un edificio abandonado
palavea

Un nuevo incendio consumió a las ocho de la mañana de ayer parte de una de las viviendas del edificio Epamar, en Palavea. La promotora de este bloque de viviendas de varios portales quebró antes de entregar sus pisos a sus propietarios, hace diez años. En todo ese tiempo, el edificio ha pasado de ser un mudo testimonio de la crisis del ladrillo a una molestia para los vecinos. El presidente de la asociación del barrio, Manuel Meilán, advierte de que ya son tres los fuegos que han tenido que extinguir los bomberos. 

Este ultimo incendio calcinó una habitación situada en un primer piso del número 60 de  Padre Busto. Al parecer, alguien que pernoctaba allí decidió hacer una hoguera para calentarse, “Levantan el suelo de madera para encender fuego. Lo han hecho antes”, asegura Meilán, que reitera lo peligroso de la situación: “Cualquier día va a pasar una desgracia”. 

Meilán reconoce que para los vecinos, la presencia de jóvenes en los inmuebles abandonados  no pasa de ser una molestia. “Miedo dan, porque se les ve con la capucha y la cara tapada”, explica una vecina. Pero el presidente vecinal añade que, hace dos años, a una residente le entró por el patio un sujeto que estaba siendo perseguido por la Policía. “Menos mal que tiene una perra grande y que le perseguían, porque al final no pasó nada”, recuerda Meilán, que lleva pidiendo desde hace tiempo al Ayuntamiento que tome cartas en el asunto, sin ningún resultado.  

propiedad privada
“Hablé ayer con un concejal y me dijo que la cosa estaba difícil, que hacían lo que podían”, explicó. El inmueble abandonado se concluyó justo cuando lo alcanzaba el estallido de la burbuja inmobiliaria, pero nunca se entregaron las llaves pasando de convertirse en la futura residencia de casi 60 personas al epicentro de un problema de convivencia para el barrio. El propio Gobierno local no sabe realmente a quién pertenece el edificio y, al tratarse de una propiedad privada, no puede actuar para tapiar sus entradas, como sería deseable. 

En todo este tiempo, el edificio Epamar ha sido visitado por ladrones de metal, vagabundos y jóvenes dispuestos a divertirse haciendo pintadas y celebrando fiestas. Sin embargo, los vecinos alertan de que también están empezando a darse casos de individuos que duermen allí habitualmente, después de un abandono tan prolongado. n

Arrecian las quejas vecinales tras otro incendio en un edificio abandonado

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