Alvedro es el aeropuerto al que más afecta el cierre de Spanair por su peso de usuarios

Alvedro es el aeropuerto al que más afecta el cierre de Spanair por su peso de usuarios
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Aunque puede ser que los mayores problemas derivados de la quiebra de Spanair se sitúen en Barcelona, el Prat no añorará tanto como Alvedro el cierre de esta compañía y es que, aunque en cifras absolutas hay otras terminales mucho más afectadas, en proporción el pasaje de la aerolínea catalana en A Coruña representaba el 30% de total. En concreto, los 4,3 millones de pasajeros que contabiliza Spanair en Barcelona, solo suponen el 12,5% del pasaje del Prat, mientras que en Culleredo, los 309.036 viajeros de Spanair representan un tercio de los que utilizaron los vuelos comerciales en 2011 –1.003.161 personas–. Y todo ello a pesar de que su oferta se limitaba a Madrid y Barcelona.

Alvedro no se quedará sin ninguna de estas dos conexiones, puesto que la primera la opera también Iberia y Vueling conecta A Coruña con Cataluña. Tampoco se espera que sean 300.000 pasajeros los que este año pierda el aeropuerto herculino por este suceso, puesto que se prevé que las dos firmas competidoras se intenten adueñar con los clientes de la recién desaparecida.

Por el momento, se sabe ya que la \“low cost\” aumentará a partir del 25 de marzo sus conexiones diarias con la ciudad condal. En lugar de uno, pasarán a ser dos los vuelos de Vueling que cada día despeguen de Culleredo hacía Barcelona y ya se pueden adquirir billetes desde 35 euros por trayecto. En el caso de Iberia, este fin de semana ha aumentado el número de plazas ofertadas entre Madrid-A Coruña, en ambos sentidos para atender a los afectados, pero por el momento no se sabe cómo reaccionará a largo plazo y si incrementará su oferta.

Con la desaparición de esta compañía desaparece también la competencia en Alvedro. Ahora ninguno de los destinos del aeropuerto se ofrece por más de una empresa, lo que podría incrementar el precio del billete.

Por otro lado, lo que no se echarán de menos pueden que sean los aviones MD-80, que según los expertos, todavía seguía utilizando esta compañía y que son mucho más ruidosos que los Airbus, con los que vuelan el resto de firmas en Alvedro.

Crónica > Pero lejos de cómo pueda afectar la quiebra de Spanair a los resultados anuales del aeropuerto, los verdaderos damnificados por esta situación son los clientes y empleados de la firma, que en ambos casos carecen de una información adecuada. Prueba de ello es que los pasajeros que el viernes embarcaban a las 19.30 en Barcelona rumbo a Alvedro, lo hacían sin saber que ese sería el último trayecto de la compañía con esa ruta. Fue al bajar del avión cuando, a través de llamadas de los propios familiares, los viajeros se enteraron de que su billete de regreso ya no era válido. Fue lo que le sucedió, por ejemplo, a Vanesa Gay y a su madre Neli Cadenas, que venían a pasar el fin de semana en A Coruña para ver a su abuela. En su lugar, pasaron toda la mañana de ayer en la terminal para comprar otro billete de vuelta que les permitiese regresar a su trabajo el lunes.

La misma situación vivió Daniel Monells, que logró comprar otro billete para regresar a Barcelona por 77 euros. Pero en lugar de hacerlo a las 09.20 horas de lunes, para llegar por la tarde a su empleo, no podrá viajar hasta las 20.50 de la noche. Monells además, ya tenía billetes comprados también para varios fines de semana de febrero y marzo.

Cuando el pasaje de este avión, en cuanto aterrizó, se dirigió al mostrador de Spanair para informarse de lo sucedido, los empleados todavía desconocían la noticia. Pero pronto se corrió la voz y en el último vuelo de la compañía que operó desde Alvedro, a las diez de la noche del viernes rumbo a Madrid, se vio a la tripulación llorando durante el viaje, según declaraciones en la red. La nave de regreso, que normalmente pasaba la noche en Culleredo, ya no voló.

Tranquilidad > Por todo ello, ayer fue día de reclamaciones en Alvedro, eso sí, sin incidencias. Pese a la indignación y enfado de los afectados, que hablaban de \“robo\” y \“timo\”, puesto que el viernes a última hora se seguían vendiendo billetes de Spanair, todos ellos mantuvieron la calma e incluso se preocupaban por el estado de los empleados. De hecho, la directora del aeródromo, Cristina Echeverría, que se dejó ver en la terminal se mostraba orgullosa de la tranquilidad con la que se desarrollaron los hechos en A Coruña, en parte, porque los afectados se dosificaron.

El momento en el que mayor número de personas se concentró fue en torno a las dos de la tarde, alrededor de medio centenar, pero repartidas entre los mostradores de AENA, Spanair y de Iberia, a donde se dirigían a comprar un nuevo billete.

La mayoría de los perjudicados eran previsores y presentaron reclamaciones con días o semanas de antelación. Álvaro Castro, por ejemplo, tenía pensado volar a Barcelona con un compañero el próximo fin de semana por 205 euros, dinero que está convencido de que ha perdido. La misma actitud mostraba una pareja que compró un viaje para el 18 de mayo con la intención de ver el concierto de Bruce Springsteen. Con caras muy tristes hablaban de \“reorganizarse\” y se resignaban a haber perdido 322 euros.

Este tipo de afectados ni tan siquiera tiene posibilidad de adquirir un billete más barato, puesto que el pacto entre Spanair y otras aerolíneas solo dura tres días.

Pero la mayor sorpresa la llevaron aquellos que, como Julián Noreña, se dirigían con normalidad a embarcar en su avión de las 15.00 horas rumbo a Madrid y se encontraron con que los mostradores de facturación estaban cerrados. Solo les quedaba ponerse a la cola de Iberia para comprar otra plaza.

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