Adiós al protocolo para acercarse a la gente

Adiós al protocolo para acercarse a la gente
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Día intenso el que tuvieron ayer los reyes en la ciudad. Su periplo por comenzó a su llegada, por la mañana. Don Felipe y doña Letizia aprovecharon su visita temprana para comer en un restaurante local, concretamente en la Ciudad Vieja, donde compartieron mesa con el presidente del Portugal, Aníbal Cavaco Silva, y su mujer María Alves.
Posteriormente acudieron al teatro Rosalía, a las cinco y media de la tarde, para la entrega de las Medallas de Oro del Eixo Atlántico, entidad transfronteriza integrada por Galicia y la república portuguesa.
Una visita cargada de enorme expectación. La presencia de los agentes de Policía desplegados en la zona alertaron a los coruñeses que aún no se habían enterado de que los reyes estaban dentro del teatro. “Pues nos quedamos a esperar a que salgan”, decidieron muchos. El revuelo generado en Riego de Agua fue creciendo hasta llegar a la plaza de María Pita. Tras su salida del Rosalía, los monarcas se dirigieron al palacio municipal donde el alcalde les ofreció una recepción oficial.
Fue el momento elegido por los reyes para saltarse el protocolo y obligar a los miembros de la seguridad a acompañarles hasta las vallas, donde esperaban apostados cientos de coruñeses. Don Felipe y doña Letizia saludaron amablemente a los presentes, que no dejaron de hacerles fotos.
“El elegantísimo; ella muy guapa” se dejaba oír entre la multitud. Lo cierto es que hubo hasta quien encontró cierta similitud entre el conjunto elegido por la reina y la mítica camiseta de rayas negras y blancas con la que se recuerda a Picasso, cuya exposición inauguraban ayer.
Un cuerpo ceñido, una falda de vuelo con goma en la cintura, tacones burdeos y un discreto bolso de mano a juego fue el “look” por el que optó doña Letizia para su primera visita a la ciudad como reina. A parte de comentar el atuendo, los coruñeses aplaudieron la “simpatía” de los reyes y agradecieron su cercanía.
Una vez dentro del palacio municipal, los monarcas pudieron disfrutar de una recepción oficial, en la que recorrieron los entresijos del emblemático edificio y conocieron el salón de plenos, el más noble de todas las estancias.
La presencia de los reyes obligó a desplegar un gran dispositivo policial para garantizar su seguridad. Repartidos por toda la ciudad se apostaron varias decenas de furgonetas de la Policía Nacional y una gran cantidad de agentes. Tras la inauguración de la exposición, los reyes abandonaron la ciudad por Alfonso Molina, donde había, al menos, un agente en cada puente. Se crearon importantes retenciones en dirección entrada. 

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