Adaceco propone terapias para vencer los estigmas y las barreras del daño cerebral adquirido

Adaceco propone terapias para vencer los estigmas y las barreras del daño cerebral adquirido
La terapeuta ocupacional Inés Cortés durante una de las sesiones de las terapias intensivas en su centro de As Xubias | quintana

“El viernes caminé con mi marido de la mano después de seis años, la sensación es tremenda”. Así resume Alba Méndez el efecto que provocan las terapias intensivas en neurorrehabilitación que puso en marcha la Asociación de Daño Cerebral Adquirido de A Coruña (Adaceco) el pasado mes de junio.

Ella es la pareja de Jorge Lado, uno de los diez pacientes que se sometieron a este tratamiento innovador de la mano de las terapeutas Inés Cortés y Rebeca Yebra. “Por ahora el 100% de los que han venido han cumplido el 75% de los objetivos así que estamos muy contentas y ya podemos meter a más gente”, indica Cortés.

La clave de las terapias es el aumento de la frecuencia y la intensidad del tratamiento, ya que los usuarios trabajan seis horas diarias durante diez días seguidos, y luego reciben un seguimiento durante seis meses. “Pedimos tres o cuatro objetivos reales: hay gente que está peor y quiere levantarse solo de la cama o enjabonarse o secarse cuando se ducha, gente que ya está mejor y lo que quiere es poder bajar al supermercado solo o cruzar el paso de cebra... cosas muy reales y muy concretas”, explica la terapeuta ocupacional, al mismo tiempo que señala que hay que ajustar las expectativas.

Durante las sesiones se trabaja mucho con la fuerza, el control del movimiento, la coordinación y la actividad aeróbica, ya que suelen ser personas muy sedentarias. “El sofá o los wáteres suelen ser un problema así que hacemos muchas repeticiones y lo cronometramos... Les damos pautas para casa y cada semana vamos a haciendo un seguimiento ya sea con aplicaciones, con vídeos que nos mandan... y mensualmente vemos cómo están realizando las tareas, si hay que dificultarlo, para conseguir afianzar los logros”, explica Cortés; “para ellos es muy motivador porque ven sus avances pero para nosotros, como profesionales, también”, asegura.

Autoestima

Jorge Aldo, de 39 años, sufrió un ictus en un transplante hepático hace seis años y, desde que le dieron el alta al año siguiente, acude a Adaceco para recibir terapias, por lo que cuando conoció las intensivas no lo dudó ni un momento. “Mi marido vino para casa en silla de ruedas con pañal y teníamos dos bebés, porque cuando él ingresó mi niña tenía 17 días y mi niño 15 meses, y trabajando ha llegado al punto de que hoy por primera vez ha dado el desayuno a sus hijos, les ha ayudado a vestirse y los ha bajado al bus para ir al cole”, destaca su mujer.

Desde que comenzó hace unas semanas el tratamiento, Lado consiguió tono muscular, transportar peso en el brazo derecho, que antes tenía paralizado, caminar sin bastón y subir las escaleras sin utilizar la barandilla, más estabilidad al andar y mucha resistencia. “Jorge llegaba siempre muy cansado pero muy satisfecho”, asegura Méndez, que confiesa que es muchas veces la familia la que tiende a “ayudarles de más y eso mina su autoestima, por lo que con estas terapias ganan mucho en orgullo propio y en autonomía... en encontrarse de nuevo personas válidas y útiles”. l

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