Los acuerdos del Concejo sobre las celebraciones religiosas en la ciudad en 1700

Los acuerdos del Concejo sobre las celebraciones religiosas en la ciudad en 1700
Imagen de la capilla de San Roque, en el Campo de la Leña y de la Horca en el año 1940

En la fecha del 3 de febrero de 1700 en La Coruña se toman diversos acuerdos, entre los que destaca el que a continuación se explica, según sus libros de actas, en que se indica cómo se hace el día de la procesión de la Purificación de Nuestra Señora y otras que se reflejan en el resto del año.

“El día 2 de febrero de cada año, que es el día de la Purificación de Nuestra Señora va la ciudad con sus maceros y ministros desde sus casas de Ayuntamiento a la insigne Colegiata, a las ocho y media de la mañana asistirá a la procesión, misa y sermón que se celebra en dicha insigne Colegiata y para la procesión, después de encendidas las velas y que las tomen los señores regidores, canónigos, el arcipreste que dice la misa y más señores canónigos de la ciudad a recibir las suyas, que han de estarle prevenidas al mismo tiempo, sale el cabildo a recibir a la ciudad a la puerta del atrio como también después que se haría la procesión, sermón y misa.

Los viernes de la cuaresma sale la ciudad en forma a la Colegiata a la procesión, que se hace misa y sermón. El día 3 de abril de cada año sale la ciudad a la Colegiata para la procesión de la Torre de la Pólvora. Para las rogaciones de cada año también sale la ciudad y va a la Colegiata

El día 25 de abril de cada año va la ciudad a la Colegiata a la procesión de San Marcos y misa que se celebra en Santo Domingo. El día 19 de mayo se celebra el voto de la ciudad y se va a la Colegiata y de allí a la procesión a la iglesia de Santiago, donde se dice misa y sermón y de allí vuelve a la Colegiata y la ciudad paga el sermón. El día de Corpus va la ciudad a la Colegiata a la misa y procesión. El día de San Roque de cada año va la ciudad con el cabildo desde su iglesia a la ermita de San Roque donde se dice misa y sermón.

Dar las procesiones generales que hubiera cada año con antelación. Recibimiento de la santa cruzada en San Jorge cada año.  Asistencia a la ermita de San Juan para misa, vísperas y procesión. Asistencia a las vísperas y procesión del día 2 de julio de cada año, de Nuestra Señora del Rosario en Santo Domingo.

Asistencia en la iglesia de Santiago, a la misa y sermón del día del santo. A día 8 de septiembre de cada año, en la ermita de Nuestra Señora de Atocha, a la misa, sermón y procesión como patronos de dicha ermita.

El día primero de mayo de cada año ha de ir el corregidor con el señor regidor que fuere nombrado por comisario de la obra pía que fundó el regidor don Juan López, de buena memoria, al convento de San Francisco de esta ciudad, a la misa cantada que dice dicho concierto a las nueve de la mañana de cada año.

Hecha esta relación por Juan de Ortega y Castro, escribano de número de Su Majestad y de Ayuntamiento perpetuo de esta dicha ciudad de la Coruña”.

 

Exposición

No se trata de la única exposición de acuerdos, que hoy tildaríamos de anecdóticos, pero en la época, hasta fechas muy recientes, la religiosidad de las personas iba muy ligada al propio desarrollo de la gente en el ámbito social y comercial, en todo su contexto. No era factible la separación de lo moral-religioso de lo circunstancial de la propia existencia personal y todo estaba muy ligado de forma intrínseca a cuanto le relacionaba.

 

Gremios

Hay que tener en cuenta que las congregaciones piadosas, hasta entonces denominados gremios, se habían convertido en lugares de encuentro entre todos sus feligreses sin distinción de clase social ni de sexos, era una función unida en un sentimiento de creencia religiosa entorno a los sagrados escritos, divulgados por los párrocos en sus sermones de las misas respectivas. Las creencias actuaban de un modo muy estricto en todo el contenido social de la persona, fuese esta cual fuese.

Hoy hacemos público este pequeño documento de los acuerdos del Concejo de aquella lejana fecha de 1700, pero es solo un ejemplo de los muchos temas sociales, económicos y de circunstancias del momento.

Hace poco más de 300 años, era el pensamiento común de los ciudadanos y no se puede ni debe extrapolar aquellas creencias de entonces de nuestros antepasados a los tiempos actuales, como tampoco dentro de otros 300 años, los que nos precedan podrán hacer lo mismo en la forma de pensar que tenemos en la actualidad, ya que posiblemente ellos tendrán ideas muy diferentes a las nuestras.

 

Respeto a las creencias

Solo hay que respetar las creencias de cómo era la vida entonces y de cómo se desarrollaba, en unas condiciones muy difíciles y en gran precario para la mayor parte de la población, son las causas de lo acontecido lo que nos permite saber y averiguar cómo vivían los que nos han antecedido en el tiempo.

No eran tan distintos a nosotros, solo que la miseria, el abandono, la ignorancia persistente y sobre todo la falta de educación en una enseñanza que permitiese a la gente saber leer y escribir hizo posible aquella forma de vida, en que todo lo que rodeaba a la Iglesia y la palabra divina era lo mejor para entender lo que pasaba a su alrededor.

De ahí nacen esos acuerdos que se tomaban en todos los sentidos y que propiciaban una equidad entre el gobernante y el pueblo, ya que en muchos casos aquellos tampoco podían hacerlo mejor, dados sus precarios medios, que no permitían solucionar la endémica situación que padecían, por lo que las rogativas divinas, al modo de entonces, era el mejor remedio para aliviar su situación, pidiendo al Altísimo su ayuda permanentemente y cualquier. calamidad que se padeciese, se culpaba a la falta de buena voluntad en las peticiones y de ahí venían aquellos castigos de la providencia.

Es una aclaración histórica sobre el modo de pensar de nuestros ancestros, con respecto a nuestra posición actual.

Los acuerdos del Concejo sobre las celebraciones religiosas en la ciudad en 1700

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