“Si la actividad portuaria se traslada, debería devolverse el terreno al mar”

“Si la actividad portuaria se traslada, debería devolverse el terreno al mar”

Si es cierto que en muchos sectores la actividad todavía no se ha retomado, en la arquitectura lo es por partida doble. La profesión que durante los años de la burbuja del ladrillo se cotizó a niveles millonarios, en algunos casos, busca ahora la forma de sobrevivir en un panorama en el que las grandes construcciones  y los bosques de grúas cubriendo la ciudad son ya parte del pasado. El presidente de la delegación coruñesa del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG), Roberto Costas, tiene la responsabilidad de representar a su gremio en un momento en el que ese pasado todavía se deja sentir con fuerza y en el que el futuro no ofrece muchas perspectivas. 

Se supone que el gran campo de trabajo para su gremio es la rehabilitación.  
Es verdad. 

¿En A Coruña ha comenzado este proceso? 
No todavía. El tema está verde, por no decir parado.

¿Por qué? 
Faltan políticas de subvenciones encaminadas a lo que necesita la gente. Y falta información, y esa voluntad decidida hacia la rehabilitación. 

Y mientras tanto, ¿qué se puede hacer? ¿Abrir un bar?  
Es verdad que en esta ciudad se ha notado el bajón y ha habido que buscar salidas en ámbitos diferentes. 
¿Así que para un arquitecto es lo mismo hacer un edificio de cuatro plantas que una tarta de cuatro pisos? 
Somos muy polifacéticos. 

¿Qué es lo que se necesita para impulsar la rehabilitación? 
Se necesitan más ayudas, para lo que realmente se precisa, no simplemente a lo estético. A nivel municipal, autonómico, estatal, y más confianza. La rueda poco a poco irá girando. 

¿Qué opina de los escándalos urbanísticos que han sacudido la ciudad en los últimos años? 
Cuando existe un planeamiento, es la ley que hay que cumplir. En casos puntuales no se ha cumplido y la Justicia ha actuado, y no podemos decir otra cosa mas que que estamos completamente de acuerdo. Y habrá que buscar responsables. 

¿Hay que ser draconiano a la hora de aplicar la ley? ¿Derribar los edificios ilegales? 
Es un tema muy controvertido. Es muy penoso que haya casos de familias que pierden las viviendas porque no cumplen la legalidad y en otros casos no se hace así y se consigue llegar a un acuerdo. 

¿Y cómo se decide la mejor forma de actuar? 
Hay que estudiar caso a caso, pero la parte más débil no tiene que ser la que pague el pato. Ojalá no hubiera que llegar a estos extremos. No puedo opinar sobre cómo aplicar la ley, pero todos estamos viendo casos dolorosísimos. En Suevos, por ejemplo, se están viviendo auténticos dramas. 
Todavía hay en la ciudad esqueletos de edificios a medio terminar, ¿volverá la burbuja? 
No tengo la bola de cristal. A lo mejor vuelve, pero no va a ser pronto.

¿Cuál fue la calidad de la arquitectura durante la burbuja del ladrillo? 
La arquitectura residencial de la burbuja deja mucho que desear. La calidad media, por supuesto. Siempre hay excepciones.

¿Están mal construidos? 
En cuanto a calidad constructiva no voy a decir que se hizo mal. Pero en calidad arquitectónica y estética...

¿Por qué? 
En las tipologías de vivienda no ha habido evolución. Las que se hicieron son todas de una calidad espacial mínima, no dicen gran cosa. 

¿Y eso afecta a los residentes? 
No, pero podría haberse hecho una arquitectura residencial más vanguardista.
¿Por falta de imaginación? 
Era una arquitectura a demanda. Los promotores pedían una tipología y los proyectos la satisfacían. 

Pero es en el puerto donde se va a vivir la siguiente expansión urbanística, ¿no? 
Yo no creo que vaya a haber un boom. Ahora es tiempo de una arquitectura más sosegada. Hay que responder a otras necesidades. 

¿De qué necesidades está hablando? 
La cirugía urbana, conectar zonas de barrios inconexas e, incluso de “humanizar”, aunque a mí no es que me guste mucho esa palabra.

¿No? Pues al Ayuntamiento le encanta. 
Es un eslogan muy entendible. Pero se llame como se llame, se trata de mejorar la ciudad: conectar los barrios, definir mejor los espacios públicos... Ahora tenemos que recuperar el control urbanístico. 
¿Y cómo se aplica eso a los terrenos del puerto? ¿Cómo debería construirse allí? 

Aunque todo el mundo está de acuerdo en que la época de las grandes infraestructuras se ha cerrado, lo cierto es que en la ciudad todavía quedan algunos capítulos abiertos, como es el túnel de La Marina, cuyo último tramo, el que transcurre por O Parrote y sale ante As Ánimas, se espera que sea abierto en las próximas semanas. Incluso ahora sigue siendo el epicentro de la polémica, con numerosos cruces de acusaciones entre la Marea Atlántica y el PP. El tercero en discordia es la Autoridad Portuaria, que asegura que la obra está en perfectas condiciones, rechazando las quejas del Ayuntamiento, que pagó seis millones de euros recientemente, sobre la aparición de fugas de agua marina.

¿Y cuál es su opinión al respecto? 
Yo en esto voy a los orígenes: intentó arreglarse un problema que yo personalmente no veo que existiera. 

Pero hay mucho tráfico que el túnel absorbe ahora.  
A lo mejor lo que era necesario era hacer una política de movilidad que evitara que en el centro de la ciudad hubiera tantos vehículos privados. 

¿Era innecesario?
En mi opinión personal, me parece que fue un exceso. 

¿Quizá el último gran exceso de la burbuja en la ciudad? 
Sí, sí lo es. 

¿Cuál es el papel del COAG? 
Tenemos que estar ahí para plasmar nuestra visión crítica de lo que se hace en urbanismo, como siempre hemos hecho, al servicio de la ciudad. 

¿Las autoridades escuchan? 
Desgraciadamente, van por libre. Deberían consultarnos a los gremios, es lo lógico. Pero hasta ahora no ha sido así. 

Sobre ese punto, ¿qué opina del Pepri? 
Es un buen documento que puede ayudar a conformar bien la Ciudad Vieja y Pescadería, donde están todas las joyas arquitectónicas de antes. Y tenemos grandes joyas, nostalgia aparte.
Si tuviera que escoger uno, ¿cuál sería su edificio favorito de la ciudad? 
¡Qué difícil! El Museo de Belas Artes, de Manolo Gallego. Me gusta su espacio interior, su integración en el entorno, la luz... Todo. 

¿Y qué barrio es el que está en mejores condiciones? 
A lo mejor, el Ensanche. Tal vez sea donde más calidad urbana exista. Si la Ciudad Vieja y Pescadería estuvieran mejor rehabilitadas, a lo mejor tendría mis dudas. 

¿Y el edificio que menos le gusta? 
(Resopla) Procuro no pensar en esas cosas, pero considero que en Palexco debería haberse trabajado de otra manera. Fue una oportunidad perdida.

A lo mejor es ir contra corriente, pero si hay una actividad portuaria que se va a trasladar a otro sitio, una actividad que ocupa terrenos que antes pertenecían al mar, ¿por qué no devolverlo al mar?
 
¿Cómo? 
A lo mejor ese sería mi proyecto: el no proyecto. Naturalizar todo eso. Barrer en lugar de crear y permitir un contacto más natural de la ciudad con la ría.  

Es una propuesta muy radical.  
Tenemos fama los arquitectos de querer hacer cosas grandes, pero a veces mejorar no es simplemente hacer. 

¿Y un paseo marítimo? 
Tampoco es eso siempre la solución. Quizá lo correcto sea hablar de un parque marítimo. Que la marea recupere su espacio. 

Al Ayuntamiento le gustaría.  
(Ríe) ¡Es verdad!

“Si la actividad portuaria se traslada, debería devolverse el terreno al mar”

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