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viernes | 19 abril | 2024
Acopros convenció. Fueron los únicos gallegos seleccionados en la categoría de empleo de la VI Convocatoria de Ayudas a Proyectos Inclusivos, de la Fundación Universia y la Fundación Konectan, un certamen que le da alas a colectivos como el coruñés, que se presentó con “Chapeus do sol”, una colección de paraguas y parasoles con mensaje. Para ello, contó con la colaboración de la firma Carballo, que llevan salvaguardando al personal de la lluvia y el sol desde los años 50. Dos décadas más tarde, en 1976, nacieron ellos para dar respuesta a las necesidades de las familias con hijos con discapacidad auditiva.
En más de 20 años, fue Servicio de Inserción Laboral, y desde el año 2005 utilizan la modalidad de Empleo con Apoyo. En enero se resolverá el concurso al que están nominados con una idea que surgió en abril de la Jornada de Economía Social en la Gestión Municipal. Desde entonces, se pusieron manos a la obra y a través de la cooperativa Ecoworks Galicia le dieron una salida laboral a personas con discapacidad sensorial fabricando estos productos con lonas publicitarias que, de otra manera, acabarían en el camión de la basura. Además, su proyecto contribuye a generar una economía circular ya que la actividad es sostenible y contribuye a dar una segunda vida a residuos altamente contaminantes si no se gestionan bien.
El componente ambiental unido al de inserción sociolaboral de personas en riesgo de exclusión social son los dos pilares sobre los que se asienta un proyecto que se subió al podio de los mejores con otros de mayor envergadura, pilotados por asociaciones con muchas más presencia.
En la actualidad, tienen el apoyo de la Concejalía de Medio Ambiente para reutilizar estos plásticos como la base de la receta: “y próximamente firmaremos un convenio para cesión de lonas”.
A través de Ecoworks Galicia, elaborarán diversos productos incluidos sus parasoles polivalentes. Fabricados con materiales desechados tanto por entidades públicas como privadas, los Chapeus do Sol siguen el modelo piloto que cocinaron este verano. Se trata así de innovar y reciclar con el plus de que las manos que le dan forma tienen dificultades para introducirse en el mercado de trabajo. Sus criaturas se destinarán principalmente a la venta a organismos y particulares con la etiqueta de “respetuosas” con el entorno.
