Unos 250 jóvenes se quedan sin fiesta de Fin de Año porque el promotor no abonó el alquiler del local

Unos 250 jóvenes se quedan sin fiesta de Fin de Año porque el promotor no abonó el alquiler del local
La sala LeClub permaneció cerrada para evitar la entrada de menores al local quintana

Decenas de fiestas se celebraron en A Coruña para despedir 2016 sin que hubiese que lamentar incidentes graves. Miles de personas salieron a disfrutar de la noche, mejorando con mucho las cifras de público de años anteriores. No obstante, los planes se truncaron para 250 estudiantes de colegios de la ciudad que habían desembolsado 40 euros por pasar la noche en un club coruñés que no llegó a abrir sus puertas. La nota discordante de una jornada festiva vino dada, según el propietario del local, porque el promotor con quién pactó el alquiler quería acoger a menores y no había pagado la tasa.
Mientras miles de personas pasaban la Nochevieja por las calles, discotecas y pubs de la ciudad, los jóvenes que habían reservado su entrada para un cotillón privado en LeClub tuvieron que regresar a casa o buscar una opción alternativa. Después de la cena los colegiales fueron llegando a la puerta del establecimiento de ocio nocturno, que no llegó a abrir la persiana para acoger la fiesta prevista.
Las protestas no tardaron en llegar desde distintas vías con diversas acusaciones a la gerencia del local, que aclaró que nada tuvo que ver en la venta de las entradas y, desde luego, no se llevó ningún dinero.
Según explicó a este diario hace unos meses una persona, de nombre Andrés y vinculada a los eventos para estudiantes Erasmus, se puso en contacto con los propietarios para arrendar el pub para Fin de Año a fin de promover de manera particular una celebración. En el acuerdo, desde LeClub le informaron de que no estaba permitida la entrada a menores y pactaron que el ingreso en concepto de alquiler se haría dos semanas antes.
Sin embargo, y siempre según la versión de la gerencia, el hombre dio numerosas largas para evitar el encuentro y afrontar los gastos. Justo ayer acordó abonar el dinero en metálico a medianoche y quedó con el gerente pero no apareció en el lugar y tampoco respondió al teléfono. Al parecer llamó casi una hora más tarde para excusarse.
En esa conversación telefónica informó también de que estaba previsto que asistieran menores de edad pero que no había de qué preocuparse porque contaban con el permiso por escrito de sus padres. “Me dijo que no había problema porque además tenía contactos con la Policía Autonómica”, explicó el responsable del negocio, que nada tenía que ver en la programación más allá de brindar el local en alquiler como había hecho en años anteriores a otras personas.

sin asumir riesgos
Pero ante la falta de pago y, sobre todo, negándose a que accediesen clientes de menos de 18 años al local por riesgo a perder el permiso o a multas, la gerencia optó por no abrir. “No íbamos a dejar entrar a menores y a jugarnos la licencia porque no nos compensa”, añadieron.
Los jóvenes que habían pagado 40 euros por cabeza –un total de 10.000 euros– se sienten estafados pero esa es la misma sensación de la que hablan en la gerencia. “Nos hizo perder otras dos opciones de arrendar y la imagen del local”, lamentaron, pues ni tan siquiera cobraron lo acordado.
Todo intento de este diario por contactar con la otra parte, es decir, con el promotor particular de la fiesta para que aportase su versión de los hechos fue infructuoso. Al margen de como se solucione este caso, en la ciudad la noche fue de las más animadas que se recuerdan en esta última época con macrobotellón en Méndez Núñez incluido.

Unos 250 jóvenes se quedan sin fiesta de Fin de Año porque el promotor no abonó el alquiler del local

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