El 25% de los 300 coruñeses que sufren al año una parada cardíaca sobrevive

El 25% de los 300 coruñeses que sufren al año una parada cardíaca sobrevive
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La cifra es representativa del desconocimiento general y el miedo que tiene la sociedad a intervenir ante una persona con parada cardíaca. Y es que solo el 25% de los 300 coruñeses que la padecen al año sobreviven. Es por eso que parte del personal de la UCI del Chuac salió ayer de su centro de operaciones para conmemorar el Día Internacional de la Resucitación Pulmonar con ejercicios prácticos, que todos deberían conocer y que podrían mejorar el final feliz de los afectados hasta en un 50%. 
Así lo aseguró el médico del servicio, Fernando Mosteiro, que señaló como primordial el masaje cardíaco para evitar un deceso, que se produce en la mayoría de los casos en los que no se actúa durante ese tiempo muerto antes de que llegan los sanitarios. 
Los especialistas coparon el hall del hospital con maniquíes fáciles de manejar por los que nunca tuvieron ocasión de practicarlo. Allí, los enfermeros dieron buena cuenta del abc de la asistencia al que no tiene pulso y que pasa por pedir auxilio y coger el teléfono lo más rápido posible para teclear el 112. 
Seguidamente, desde la unidad explicaron la importancia de intervenir y vencer los miedos a hacerlo mal, primero abriendo la vía aérea del paciente: “El pronóstico es malo de base, así que todo lo que se le haga es positivo”. Después de comprobar que no respira y que su corazón ha dejado de latir, lo siguiente es colocar la mano dominante en la mitad interior del esternón, a la altura del tórax, y reforzar con la otra el peso del cuerpo sobre el afectado dándole hasta cien comprensiones por minuto. Es importante no presionar las costillas ni el abdomen.
En caso de tener el apoyo de una segunda persona, el movimiento se puede combinar cada 25 golpes con el boca a boca. Sin esta cooperación, el voluntario deberá enfocar su puesta en escena hacia el masaje única y exclusivamente porque “el oxígeno sigue estando en la sangre, sin embargo hace falta que el corazón lata y mueva la sangre”. Con un segundo sujeto, ambos se pueden intercambiar los papeles y evitar así el cansancio.
En España, las paradas cardíacas anuales rozan las 30.000 anuales, lo que significa que se produce una cada 20 minutos. En el caso del área sanitaria de A Coruña, donde se le da atención a cerca de 550.000 habitantes, las 300 se traducen en casi un fallo al corazón diario. 
Esta alta incidencia hace más válido el acto de ayer, con el que pretenden poner un pie en los centros educativos el año que viene. Desde la Sociedad Gallega de Cuidados Intensivos promueven este tipo de iniciativas, que tratan de que sean más los que superan el trance. Los profesionales afirman que otro de los factores que frena la asistencia es el agotamiento porque las compresiones deben ser continuas y realizarse a buen ritmo. Un truco para no perder fuelle es tararear una canción mientras se realizan. Los siete minutos de ausencia entre que se localiza al afectado y aparece la ambulancia en el lugar son claves para lograr que sobreviva. En ese espacio temporal, uno debe ejecutar un protocolo que pasa del grito de socorro a la acción. En este proceso, los desfibriladores que actualmente cuelgan en centros comerciales o deportivos son otra opción antes que de que los servicios de emergencia extrahospitalarios se pongan a funcionar. Una vez que el individuo recupera el latido, el último punto pasa por ponerlo de lado con la vía aérea siempre abierta.

El 25% de los 300 coruñeses que sufren al año una parada cardíaca sobrevive

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