“Ya no somos unos chalaos porque nos consideran profesionales”, dice Boni

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 m.g.m. > a coruña
  Cuando Boni comenzó a pisar la calle hace 25 años, esta todavía abría la boca. Se sorprendía al toparse con la improvisación por su camino. Ahora todo es diferente. El espectador está acostumbrado a ver artistas sobre el asfalto pero sigue valorando cuando ve algo que está hecho desde el esfuerzo. El catalán es especialista en manejar artefactos con ruedas. Desde una bicicleta enana hasta su favorita, la de una supuesta rueda con unos zapatos gigantes, el malabarista hizo ayer uso de toda su maquinaria para presentar, en la plaza de María Pita, el espectáculo “In situ”, que Boni tildaba de cañero. Porque el ritmo lo puso el rock and roll. El género del obrero servía de banda sonora para Boni, que contó nada menos que en una hora la historia de su vida y la frustración de acabar siendo experto en manipular objetos cuando, en realidad, lo que quería ser era una estrella de la canción.
Los que se acercaron hasta la plaza pudieron participar de un relato gestual, en el que el artista fue pasando por las diferentes etapas de su ciclo vital para llegar a esa espinita clavada y formar en un tris tras una banda imaginaria con los que miraban sus pasos atentos. El concierto de Boni y sus espontáneos fue el broche final de una puesta en escena que lleva representando desde 2004. Tras la actuación, decía que el hecho de que la calle se haya mimetizado con el espectáculo que se digiere al aire libre es un bien para todos.
Para los programadores oficiales, resulta asequible y los espectadores pueden hacer más grande su imaginación sin tenerlo planeado: “Ya no somos unos chalaos porque nos consideran profesionales”. En el momento en que Boni quita el pie del adoquín, maquina nuevos dinamos. En solitario o en compañía. El experto dice que cuando su idea se complica, pide ayuda a un colega y “entre los dos lo sacamos”.
El contador de sueños repetirá esta misma tarde, a partir de las 19.00 horas, en idéntico escenario para hacer cómplices tanto a niños como a mayores. Encima de un monociclo con pedales y faros o en su minibici, que es pequeña pero tiene la capacidad de hacer soltar la primera de las risas. Un, dos, tres, acción.

“Ya no somos unos chalaos porque nos consideran profesionales”, dice Boni

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