“Tocar madera” profundiza en el Fórum sobre el Trastorno Obsesivo Compulsivo

El Ideal Gallego-2011-12-06-012-0fa50616

 marta garcía márquez > a coruña
  Se abre el telón y aparecen tres protagonistas con sus tres enfermedades, que también tienen brazos y patas. Los tres padecen un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) y aunque sus textos son perfectos monólogos, los tres entrecruzan sus males hasta el punto de que todo parece un diálogo. La obra se titula “Tocar madera” y ahonda sobre una enfermedad silenciada. Por vergüenza o desconocimiento. Que toma como aliado una obsesión que actúa como una ventosa. No se despega. La propuesta de Sudhum Teatro llega el sábado y el domingo al Fórum para hacer sentir lo que siente un 2% de la población. Así es como salen a la palestra Mateo, Nellie y Mark. Todos fruto de una investigación previa.
Si el primero de ellos se pelea todos los días con la contaminación y se lava una y otra vez las manos hasta instalar en su memoria un catálogo de todo lo que produce más o menos polución, la segunda está obsesionada con evitar la muerte de su madre y lucha contra ello encendiendo y apagando la luz un número determinado de veces.
Por su parte, Mark busca constantemente la seguridad y coloca estratégicamente los muebles de su casa a una distancia que comprueba cuando su cabeza se lo ordena. Necesita saber si alguien ha alterado las leyes del orden.
El director Gustavo del Río asume que lo que va a ver la butaca este fin de semana es un drama. Sin la necesidad de llevar el trastorno al extremo, teatraliza cada caso y le inyecta las píldoras necesarias para que el espectador acabe por entenderlo. Entonces ocurre que diagnostica el sufrimiento.  Lo toma como suyo.
Cuenta el responsable que hay mucha gente mayor que lo tiene y que no sale de su casa por saciar esa obsesión. Que pueden estar haciendo lo mismo una y otra vez más también. Apunta además que son muchos los que caen en la depresión. Hundidos. Al no poder realizar una vida normal.
Por su parte, Gustavo del Río incide en una temática social como lo hizo en su día con “Silenciados”, donde trató cinco casos de discriminación sexual. Porque el teatro tiene la capacidad de tocar el alma, el director representa la enfermedad por medio de un texto o un movimiento. Porque el TOC habla pero también baila. Según. Y la butaca se conmueve y comprende a los tres. Que se sienten culpables como si alguien fuera capaz de controlar la mente. Es imposible.
Es así como la dramaturgia ayuda a normalizar problemas de los que la sociedad huye. Para ponerlos a una altura a la que todos puedan llegar. Hasta que el trastorno termina por ser cercano.
“Tocar madera” hace alusión a la frase que Nellie escuchaba de pequeña. Se la decía su madre. Ella nunca dejó de tocarla. Porque solo así su cabeza se tranquilizaba y dejaba de pensar en la muerte. Por un momento, respiraba. Para seguir haciéndole caso con otra orden. Tan caprichosa como obsesiva. En un mundo sordo que apenas tiene tiempo para entenderles. O simplemente no le interesa.

“Tocar madera” profundiza en el Fórum sobre el Trastorno Obsesivo Compulsivo

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