“Parece el Bronx”, afirma el dueño de una cervecería

 Al final de cada jornada, cuando Alberto Iglesias cierra su negocio, baja la persiana blindada que le protege de un alunizaje como el que sufrió el pasado noviembre. “Me ha costado 3.000 euros, pero ahora por lo menos podemos dormir tranquilos”, explica el dueño de la cervecería Novo Mesoiro. En un solo año ha sufrido tres asaltos. Los primeros protagonizados por unos moldavos que fueron localizados y detenidos por la Policía Nacional y el último, el del alunizaje, por unos desconocidos que aún siguen libres, así que Iglesias decidió tomar sus precauciones.
También la empresa distribuidora  que se encarga de la máquina tragaperras que tiene instalada en su local ha aumentado las medidas de seguridad, encerrándola en una caja de acero que impide que sea forzada. “Esto parece el Bronx”, bromea Iglesias, en referencia a uno de los barrios de peor fama de Nueva York  Pero solo es broma a medias. Él abrió la cervecería hace ocho años, cuando el barrio acababa de nacer y cada día llegaban nuevas familias para ocupar las recién construidas viviendas. Desde entonces, la inseguridad no ha dejado de crecer.
“Lo que tendrían que hacer es colocar controles, pero no por la mañana, como hicieron después del incendio, sino de noche, a la una de la madrugada”, opina Iglesias. A él, por ejemplo, le han entrado a robar en su local destrozando la luna a la misma hora: las cuatro de la madrugada.   

“Parece el Bronx”, afirma el dueño de una cervecería

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