“Los músicos no tocan peor con la crisis”

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FIN DE CURSO ORQUESTA JOVEN DE LA SINFÓNICA DE GALICIA

Unas 81 sillas serán ocupadas mañana en el Palacio de la Ópera por músicos que despedirán el curso a ritmo de Falla y Turina. Son los jóvenes de la Sinfónica, que demostrarán lo aprendido bajo la dirección de Rubén Gimeno y con la seguridad de ser un grupo maduro. Lo dice su batuta. En una institución que no baja en calidad, a pesar de la crisis.

Reportaje de marta garcía márquez

Despedirán el curso tirando del repertorio clásico pero con un formato más propio del verano. Falla, Turina, Chaikovski y Rimski-Kórsakov son los elegidos para que, una vez en el escenario, el espectador disfrute y compruebe que hay cantera. El maestro Rubén Gimeno, que un día estuvo sentado en una de las sillas que hoy ocupan los violines, dirigirá el último de los programas.
Los 81 jóvenes de la Sinfónica estarán hoy en Santiago para actuar por primera vez en el festival de música Via Stellae pero repetirán mañana el mismo programa en el Palacio de la Ópera, a las 20.30.
Si tiene algo que destacar la batuta de los músicos es, además de la disciplina y la corresponsabilidad, el talento y, sobre todo, la madurez, que madruga antes de tiempo cuando los chavales adquieren la perspectiva de equipo.
Gimeno señala que un número importante de ellos podría formar parte en un futuro de una orquesta profesional: “Es gente de mucho talento que va a evolucionar, por lo que la OSG cumple el papel de nutrir al país de grandes músicos”. El hecho de que el círculo didáctico se completase hace unos meses con la orquesta de niños hace que los pequeños cojan el hábito poco a poco y no de repente, como lo hacían los de la generación de Gimeno y las anteriores.
El director señala que así los pequeños músicos ganan en calidad y felicidad, al no tener que entrar de golpe a escena: “Recuerdo mis primeros años como estresantes porque tenías que coger el ritmo y te costaba adaptarte”. En este sentido, el maestro afirma que la nueva formación permitirá un crecimiento equilibrado de los chavales, sin tirones y haciéndose al grupo.
En el caso de Gimeno, su decisión de cambiar violín por batuta fue casi por casualidad: “En el momento se me presentó la oportunidad de estudiar dirección y es verdad que mis primeros pinitos fueron en la Joven como violinista pero, a veces, la vida te lleva por caminos que no pensabas”.
Sin embargo, el profesional nunca ha dejado de tener contacto y participar en los programas de la Sinfónica: “Esta es mi casa donde he crecido como músico. Aquí me han dado la oportunidad de tocar y dirigir a una gran orquesta y, por eso, tengo que agradecérselo a Víctor Pablo, que contó conmigo desde el principio”.
En este aspecto, el relevo del actual director oficial de la formación en 2012 produce, según Gimeno, cierto vértigo pero asegura que quien se ponga al frente de la OSG “seguirá con un proyecto de continuidad”.
No se moja a la hora de aconsejar un perfil idóneo para el grupo y advierte que en el mundo orquestal, los hay que apuestan por personas jóvenes que quedan muchos años como titulares o los que se decantan por  veteranos como los americanos, que van a lo seguro y no arriesgan.
En todo caso, la posibilidad de dar el salto por su parte es algo “implanteable” y alaba el trabajo de Víctor Pablo que convirtió un proyecto que creó desde la nada en uno de los principales del país.
Por otro lado, admite que la crisis ha hecho que la orquesta racionalice más el gasto y “pueden venir más o menos solistas de prestigio”, pero la calidad de la misma permanece intacta porque” los músicos de la Sinfónica no tocan peor con la crisis” y siguen creciendo.


“Los músicos no tocan peor con la crisis”

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