“Hay ciudades que no se pueden disfrazar y Santiago de Compostela es una de ellas”

“Hay ciudades que no se pueden disfrazar y Santiago de Compostela es una de ellas”
el escritor lucense sitãºa el libro en los aã±os 50 justo cuando se acaban las guerrillas javier alborã©s

Carlos G. Reigosa resolvió frente a la televisión su última novela, “A vitoria do perdedor” (Xerais), porque si bien tenía cocinando la idea en su cabeza, faltaba ubicarla espacio-temporalmente y la caja tonta le sopló a las 00.30 de una noche cualquiera que su anarquista perseguido debía vivir en los años 50. Justo después de que se terminaran las guerrillas y que salieran de la cueva los pocos supervivientes silenciosos.

Así, el libro que presentó ayer en la librería Arenas es una especie de tratado de la violencia porque el protagonista “intenta hacer el bien pero lo hace de forma salvaje” cuando se entera de que en el pueblo se han producido una serie de delitos que han quedado impugnes.

Toma la justicia por su mano y moldeado por las circunstancias históricas que le tocan de lleno, Arcadio Macías hace como los de la película “Grupo salvaje”. En el último momento le da la espalda a la libertad y con el pasaporte falsificado en ristre, vuelve para resolver las injusticias pendientes: “El lector lo puede percibir como un personaje trágico pero él no porque está metido en una espiral de violencia”. Y nunca reflexiona y asume su destino. De hacerlo, dice Reigosa, se vería igual de matarife que los otros.

Es por eso que Arcadio se cree que es el bueno. En una historia donde no falta la chica y que termina en Compostela para que el lector camine sin hacerlo por sus calles medievales. Y es que el escritor asegura que “hay ciudades que no se pueden disfrazar. Como mucho se pueden camuflar”. Y Santiago es una de ellas.

El libro hace pensar en la palabra victoria y cómo para unos tiene que ver con el hecho de callarse y hacer las maletas y para otros, como es el caso del protagonista, el éxito personal viene tras removerlo todo. Surge después de matar y morir en el empeño. En la trama “todos los personajes son necesarios”, explica el escritor. Reigosa se ocupa de dotarles de una misión a cada uno en una historia que está contada desde la piel de Arcadio con todo lo que hace y piensa y las veces que despierta con el estallido de una bomba en su cabeza.

Dice el autor que la última parte la adereza de suspense para que el lector dude sobre la salvación o la muerte del anarquista mientras él sigue su camino. Sin mirar atrás porque pasa que “cuando va llegando el final, está más tranquilo”. Entre terrenos pantanosos que Reigosa describe con detalle. E historia. Para hacer uso de la imaginación y lanzar al ruedo a un hombre con ideales pegado al drama. Sin saberlo.

 

“Hay ciudades que no se pueden disfrazar y Santiago de Compostela es una de ellas”

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