“Fui el único médico que pude disfrutar de mis vacaciones en el 75”

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entrevista de hugo hernández

fausto galdo - jefe del servicio de reumatología

F austo Galdo es un reconocido reumatólogo que, además de dejar huella en el ámbito asistencial, ha contribuido firmemente a divulgar la cultura gallega. Es uno de esos médicos raros que, no contento con desarrollar cada día sus tareas en el campo sanitario, explora otros campos de la vida, aunque él prefiere decir que son placeres de la misma. No quiere admitir que ha sido uno de los grandes impulsores de los balnearios en Galicia y tampoco que ha respaldado con cientos de artículos a la gastronomía de este país, pero sus libros atestiguan sus viajes por el mundo editorial.
—¿Qué recuerda de sus inicios en el entonces Juan Canalejo?
—Llegué al equipo de Medicina Interna del doctor Diz Lois como médico adjunto hace ya 36 años. En aquel entonces había pocos especialistas en reumatología, fue el primer despegue de esta disciplina.
—¿No guarda ninguna anécdota de este período?
—Sí. En el año 75, todavía vivía Franco y pasaba sus vacaciones aquí. Recuerdo que fui el único especialista que se pudo ir a disfrutar de sus vacaciones porque creían que era la única especialidad que no haría falta en caso de una urgencia en el pazo de Meirás. Más tarde me dijeron que la señora Polo había tenido unos problemas de reuma, pero ya me había ido.
—¿El avance de su especialidad ha sido imparable?
—Cuando yo comencé, recuerdo que había pocos fármacos para tratar la artrosis reumatoide, la patología que más se diagnosticaba entonces en este campo. Se trataba con sales de oro y podían dar alergia. También había antiinflamatorios. Con el tiempo nos dimos cuenta de la importancia del diagnóstico precoz en este tipo de patologías.
—¿Y las terapias caseras todavía siguen subsistiendo?
—Sí, desde luego. Hay que tener en cuenta que los fármacos de antaño eran muy caros. Pero lo que no ha pasado de moda han sido los consejos para proteger las articulaciones, el ejercicio físico o la importancia de una buena dieta.
—¿Los pacientes les hacen caso a estas recomendaciones sobre hacer deporte y seguir una dieta equilibrada?
—La gente los lee en las revistas especializadas y no le da tanta importancia. Es una pena. Tenemos en la Universidad una especialidad que es la Terapia Ocupacional que está muy relacionada con estos métodos preventivos y que desgraciadamente no se le está dando todo el protagonismo que debería tener en la sanidad pública. Necesitamos personas que piensen en Galicia en proyectos a largo plazo y no solo en ahorros que vean sus resultados a corto.
—¿Usted ha sido un pionero en la potenciación de las aguas termales?
—Le explico. Conocí, hace ya muchos años, a un médico llamado Luis Rodríguez Míguez, que fue el que me inculcó este cariño por la riqueza de las fuentes de agua que tenemos en Galicia. Decidí realizar mi tesis basada en las aguas minerales gallegas y su historia desde mucho antes de la llegada de los romanos. Ellos solo retomaron las costumbres de los pobladores anteriores. Para mí fue un deleite recorrer cada balneario. Publique después un libro en Ediciones O Castro y parece que ahora después de tantos años la gente vuelve a acordarse de él.
—¿Y el sentido práctico a la medicina de este libro?
—No se tratan estos lugares de sustitutivos de la medicina, de los fármacos. Pero pueden ayudar a reducir la cantidad que ingerimos. Siempre abogué porque se hicieran en estos lugares centros de instrucción, donde se ofrecieran estos consejos de los que he hablado antes como una ayuda importante para el tratamiento y prevención de las enfermedades reumatológicas. No se ha logrado, pero sí se ha conseguido que Galicia esté a la cabeza de los mejores balnearios y aguas minerales.
—¿También dedicó muchos años a hablar de temas gastronómicos?
—Dediqué 13 años a escribir artículos en el Ideal Gallego y también en La Voz de Galicia. De hecho voy a sacar un libro próximamente  “Abecedario das Mantenzas” en el que incluyo gran parte de estos artículos. Decía Bertol Bretch que la gente comía con más gusto conociendo la historia de lo que se comía y yo solo seguí esta máxima. Espero que tenga más éxito que mis artículos del periódico. Me decían ya te vi en el periódico pero nunca ya te leí. Ya me entiende.
—¿Y de dónde sacaba tanto ingenio culinario?
—Del recetario de mi suegra que curiosamente fue publicado por Ediciones O Castro, por Isaac Díaz Pardo, y que agotó seis ediciones. Es justo que recuerde la labor editorial de Isaac, si no fuera por él se habría perdido mucha cultura en  esta tierra.
—Y del Hospital con qué se queda?
—Me quedo con que dejé un extraordinario equipo, a muchos de ellos los formé yo mismo y otros ya venían muy bien preparados.
—¿Alguna crítica?
—Si me marché sin hacer ninguna crítica no la haré ahora. Estamos en un período difícil donde no hay dinero y hay que tomar decisiones importantes. Creo que ya que me preguntas fue un error no haber construido un hospital nuevo en Laracha cuando tuvimos la oportunidad. No debería haberse levantado sobre el viejo. Y me acuerdo del cambio de nombre. Nunca se debió haber cambiado el nombre porque era la marca del hospital. Un día llegué a Lisboa y me preguntaron si seguía en el mismo complejo. Les dije que sí, pero que tuvimos que cambiar el nombre porque Juan Canalejo estaba relacionado con la Falange. Entonces el que me había  preguntado le dijo al de su lado: “Galdo traballa nun hospital fascista”.
—¿Sigue pensando que es el mejor centro gallego que existe?
—No me cabe ninguna duda es excepcional la calidad asistencial y un referente nacional.
—¿Y ahora qué hará de su vida?
—Seguiré en mi consulta y me dedicaré a escribir aunque aún no tengo claro la temática.


 

“Fui el único médico que pude disfrutar de mis vacaciones en el 75”

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