“Este es uno de esos trabajos que me hacen sentir como si ascendiese un 8.000”

Espert es la voz de la conciencia, el hijo maldito, la vida y la no vida con una Roma de fondo. Todo en el mismo cuerpo.
—Interpreta a un personaje, Lucrecia, que en realidad, son varios personajes.
—Son muchos personajes. El espectáculo llega por fin a Galicia y es una cosa que me estremece porque adoro esta parte del país.
—¿Por qué esta obra?
—Fue un enamoramiento. Había leído el guión hace muchísimos años y me decidí por el después de hacer “La casa de Bernarda Alba”. Quería profundizar sobre lo que me había producido y no sabía si hacer un recital o una lectura pero resultó ser un espectáculo estremecedor porque lo pudimos convertir en una verdadera obra de teatro.
—¿El teatro le sigue sorprendiendo y aportando cosas nuevas con joyas como esta?
—Sorprende y emociona y me mantiene viva esa excitación que forma parte del trabajo de ser actriz.
—¿Qué le hizo aceptar este reto?
—Es un texto trepidante. Es un maratón tremendo de hora y veinte minutos donde existe una violencia atroz y a la vez, una enorme belleza. Es estremecedor y poético. Para ello cuento con la dirección de Miguel del Arco, un joven profesional que me ha ayudado a que esto acabase siendo una joya.
—¿Poco se ha evolucionado desde entonces?
—Las violaciones se siguen produciendo y es uno de los crímenes más atroces. Las hemos visto representadas en filmes y en la televisión. Sin embargo, en manos de Shakespeare es algo único y horroroso. Parece como si fuera  la primera vez que estás viendo algo así.
—Por los telediarios parece que la sociedad tiende a ir a peor.
—Seguramente. Si en la sociedad romana del tiempo de Lucrecia estaba visto como un acto terrible que le costó el reino a la familia del violador porque él era el hijo del rey y esto les impidió seguir en el trono, este simple hecho nos da pistas sobre la importancia que se le dio y que verdaderamente tiene. Ellos entendían que la violación destroza a la vida de quien la padece y ahora se utiliza como una arma contra la mujer en las guerras y demás.
—Y las muertes dejan a las violaciones en un segundo plano.
—Todo forma parte del mismo apartado y la violación es como la muerte. Para el ser que lo sufre es el final de su vida y el comienzo de una no vida.
—¿Cómo reacciona Lucrecia?
—No soporta vivir sin su honor y le pone fin a su vida.
—¿Existe todavía el honor?
—Sí que lo hay, lo que pasa es que quizás no le llaman honor. En algunos casos se habla de la vergüenza y la autoestima y si miras la sociedad en general parece completamente amoral pero si vas individuo por individuo, te das cuenta de que sí que existe.
—Supongo que la Espert hace pensar y mucho a la butaca.
—Pensar y sentir. Es una obra muy emocional y la relación con el público es muy fuerte.
—¿Destacaría esta obra de su amplia trayectoria?
—Sí que puedo decir que es uno de los trabajos que me hacen sentir orgullosa como si subiera una montaña, como un ocho mil.
—Y al final el público lo agradece con premios como la Medalla de Oro del Liceo.
—Sí, estoy felicísima y agradecida porque este tipo de distinciones me dan muchos ánimos para seguir adelante. Me siento muy acompañada.