“Como me dijo un conocido, ahora me voy a dedicar a los barrios del mundo”

“Como me dijo un conocido, ahora me voy a dedicar a los barrios del mundo”

Comienza la cuenta atrás para que Ruano se “incorpore a filas” en la Comisión de Cooperación Internacional para el Desarrollo. Su primer destino, Mozambique, promete ser todo un desafío.
—¿Cuál es el cargo exacto que ocupará a partir de ahora y por el que deja de ser edil?
—Bueno, tuve la confianza del grupo parlamentario popular y me nombraron portavoz adjunto en la comisión de cooperación internacional al desarrollo. Es un cargo que requiere realizar muchos viajes por todo el mundo, desde África, Sudamérica, Asia... Y los desplazamientos son de semanas, o incluso meses, y eso evidentemente tiene una dedicación que no es compatible con el cargo de concejal. Decir, estoy en Mozambique, y no poder acudir a los plenos, por ejemplo. Así que lo hablé con el alcalde y entendió perfectamente la situación.
—Mozambique es su primer destino en la comisión. ¿No?
—Efectivamente. Incluso,  ya tengo por ahí alguna anécdota relacionada, como cuando llamé al Ministerio de Exteriores para saber las vacunas que tenía me tenía que poner y me preguntaron a qué región y mi jefe dijo: “Todo Mozambique y que te vayan preparando todo África”. Entonces me contestaron en el servicio que si me ponían las vacunas para todo África no pisaría el Congreso en tres meses...

—¿Tenía alguna experiencia similar en el extranjero?
—La verdad es que me estreno como diputado, así que nunca había tenido esa experiencia viajera en el cargo. Pero es verdad que por mi trabajo en la Universidad he sido profesor Erasmus, aunque  en países de la Unión Europea.
—¿Conoce ya a José Manuel García-Margallo (ministro de Asuntos Exteriores)?
—H

emos tenido ya una primera entrevista con el secretario de Estado para Cooperación Internacional (Jesús Manuel Gracia Aldaz) y creo que la próxima semana tendremos ese encuentro.
—Un encuentro que podría  considerarse como su “puesta de largo”...
—Sí. Soy diputado desde el mes de noviembre y, como decía, me estreno en el cargo, aunque ya he tenido varias reuniones, tanto con el grupo parlamentario como con las ONG que trabajan en cooperación al desarrollo. Son trabajos que no se ven en el pleno, por cierto, así que cuando la gente se pregunte por qué los diputados no están en el hemiciclo, pues deberían saber que estamos en ese tipo de reuniones.

A juzgar por el comentario del presidente de la Comisión, “Que te vayan preparando todo África”, se ve que su trabajo se centrará en este continente.
—Exactamente, es uno de los cometidos de nuestra misión de cooperación internacional. Junto con las otras tres comisiones que tiene el ministerio como la de Asuntos Exteriores, la de la Unión Europea y la de Iberoamérica.
—¿Tiene alguna idea de por qué le han elegido para este tipo de tareas?
—Una de las cosas que ellos valoran es la capacidad de adaptarse a nuevos entornos. En mi caso la titulación de Sociología me ha ayudado a conocer la realidad de países y de culturas distintas a la española. También el tener experiencia internacional dando clases en la UE habrá influido.
—¿

No cree que África, a estas alturas, es una “patata caliente”, con las revueltas árabes y la grave crisis humanitaria en países como Somalia y Etiopía?
—Creo que esta es otra de las razones que pueden haber motivado mi elección para esta comisión, ya que una de mis especialidades como profesor de sociología es el estudio de sistemas políticos y sociales inestables. De hecho, mi tesis doctoral versaba sobre las teorías de la autoorganización en situaciones de alta inestabilidad.
—Hasta ah

ora seguía dando clases como titular de Sociología en la UDC. ¿Cierto?
—Bueno, como concejal he podido compatibilizar el puesto  de profesor, porque no tenía ningún tipo de dedicación ni parcial ni exclusiva. De hecho, he dado clases hasta el mes de noviembre.
—Echará de menos la vida docente y la política.
—Es solo un cambio de escenario. Me quedo con un comentario de un conocido que el otro día me felicitaba por el nuevo cargo: “Ahora te vas a dedicar a los barrios del mundo”. Y en cierto modo es así, porque en última instancia es estar escuchando las inquietudes, los anhelos de ciudadanos de otros países al igual que lo hacía con los vecinos de A Coruña. Por ejemplo, mi hija de 13 años, al saber que me iba a Mozambique, me recomendó un libro –“El secreto del fuego”– que cuenta la historia de una niña que pisa una mina antipersona y cómo supera esa situación con optimismo. Y mi hija me comentó: “Ves papá, cuando vayas allí vas a conocer personas como las que están en esta novela”. Lo cual es totalmente cierto.

“Como me dijo un conocido, ahora me voy a dedicar a los barrios del mundo”

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