Quizás el testimonio más clarificador ha sido el del principal imputado, que se enfrenta a nueve años de prisión como sus compañeros y a otros tres por un delito de falsedad en documento oficial. El joven rumano admitió el delito de estafa y el haber utilizado un DNI falso para comprar en las tiendas, pero aseguró que las tarjetas falsas las recibía de una tercera persona llamada “Big”. “El tío me las daba hechas y luego le llevaba la mercancía que había comprado”, apuntó el procesado quien negó haberse enriquecido con la estafa. “Acepté meterme en esto porque tenía una deuda con ellos”, puntualizó.