Lo que necesitas saber antes de contratar gas natural

Lo que necesitas saber antes de contratar gas natural
Gas natural

El gas natural ha adquirido gran popularidad en los tiempos recientes por numerosas causas, imponiéndose a su principal rival, el gas butano. Las instalaciones que utilizan gas natural no solo resultan más cómodas al ahorrarnos espacio y ofrecernos la comodidad de no tener que estar pendientes de si se termina ni de mover bombonas de un lado a otro, sino que suponen un sustancioso ahorro económico, resultan mucho más seguras gracias a la composición más liviana de gas natural y, un aspecto muy importante que demasiado a menudo dejamos a un lado, este gas es mucho más benigno para el medio ambiente en todo su proceso de aprovechamiento, al extraerlo, transportarlo y darle uso.

Esas son las principales razones por las que el gas natural se utiliza cada vez más. Pero realizar este cambio requiere, como es obvio, determinados trámites. Trámites a los que es recomendable prestar la atención que merecen, de manera que te evites costes añadidos o disgustos inesperados.

Antes de entrar en aspectos más específicos de las tarifas y contratos, lo que verás serán las compañías que te ofrecen servicios de gas natural. Es sabio echar un vistazo a todas las alternativas viables, pero hay factores a tener en cuenta, como el prestigio de la compañía y la reputación que se haya granjeado entre sus usuarios. Hay otras maneras de saber si una empresa de este tipo es más o menos recomendable. Por ejemplo, comprobando qué otros servicios prestan y la satisfacción de los clientes que se sirven de ellos, pues es aquí donde algunas compañías en apariencia confiables y bien establecidas flaquean, debido a que no se trata de su servicio principal.

Especificaciones del usuario

Ya metidos en materia, hemos de comprobar varios factores relevantes. Primero observaremos nuestras necesidades respecto al servicio que planeamos contratar, para más tarde compararlas con las tarifas ofertadas, así como comparar estas entre sí, de forma que podamos hacernos una idea concreta y real de las condiciones en que recibiríamos las prestaciones contratadas.

Fundamentalmente necesitaremos tener claras las necesidades energéticas específicas del domicilio o instalaciones que se beneficiarán del gas natural. Los usos que vayamos a darle, la cantidad aproximada de gas que estos consumirían, el tiempo que este uso será efectivo dentro del período que se corresponda con una factura (por lo general unos dos meses), y la duración total, aunque sea aproximada, durante la que necesitaremos del servicio contratado.

Especificaciones del contrato

Una vez hayamos revisado estas necesidades específicas, las cotejaremos con las diferentes tarifas que nos ofrecen. Pero no solo es importante que unas y otra encajen, o qué tarifa parezca más rentable en principio. Tendremos que fijarnos en determinados aspectos del contrato para dilucidar cuál es, de verdad, el que más nos interesaría. Es evidente que nos importará la suma a que ascienda el precio de término fijo o de consumo, y dentro de esto que sea lo más baja posible. Dejando eso de lado, porque sé que no necesitabas que te lo dijera, pasemos a cosas más “opacas” (o, mejor dicho, cosas que debemos evitar que sean opacas).

Los descuentos, como en todo producto o servicio que se ofrece a cambio de un pago, no son infrecuentes. Y, como tampoco es infrecuente, un descuento que parezca jugoso a simple vista puede ser engañoso si lo sometemos a un escrutinio más concienzudo. Primero, asegúrate de que el hipotético descuento se aplica a tu caso. Después comprueba en base a qué se produce, de cuánto es la rebaja real, por cuánto tiempo te beneficiarías de ella y qué puedes esperar concluido dicho período. Quizá suene un poco obvio, pero muchas veces una apariencia bonita logra distraer nuestra atención de lo importante, a no ser que tengamos cuidado.

La duración del contrato también es de importancia capital. Cuanta más libertad nos ofrezca lo que firmamos, tanto mejor. El período y condiciones que se indiquen tienen que coincidir con nuestras predicciones sobre qué necesitaremos durante el mismo, pues de lo contrario llegado el momento nos arrepentiremos. Acerca de las cláusulas de permanencia, es más una cuestión de preferencia personal. Algunos se sienten más cómodos teniendo la opción de cambiarse de compañía en el momento en que lo deseen, al tiempo que otros optan por buscar tarifas más económicas a cambio de un compromiso de permanencia determinado. Un buen consejo, sin embargo, es que tengas claro cómo de fiable es la compañía con la que vas a contratar y la seguridad que puedes depositar en ella antes de comprometerte a nada.

Pero no son solo la instalación, las tarifas y la duración lo que debemos vigilar. El servicio de mantenimiento y otros extras definen la calidad final de una oferta. Cuanto más completo y ventajoso sea, mayor tranquilidad nos estaremos asegurando para el futuro. Aparte, no basta con revisar bien las especificaciones y complementos que se incluyan con el servicio; aunque cueste o nos de pereza, una medida de precaución básica al contratar lo que sea es leer todo, letra pequeña incluida (a veces sobre todo la letra pequeña), con atención y detenimiento.

Lo que necesitas saber antes de contratar gas natural

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