¡Mente fría a la hora de pedir dinero!

¡Mente fría a la hora de pedir dinero!
Female hand grabbing Euro banknotes. Isolated on a white background.

Cuando se es adolescente, el crédito bancario se concibe como un concepto más bien bastante lejano, y no se piensa en la posibilidad de tener que solicitar uno de ellos. Sin embargo, conforme va pasando el tiempo se adquiere madurez, lo cual conlleva la capacidad de tomar decisiones sin temor y con determinación.

Son muchas las razones que pueden llevar a solicitar un crédito. Estas pueden derivar de una necesidad financiera, a raíz de un gasto imprevisto. Pero también puede darse el caso de que se haya tomado la decisión de realizar un proyecto en el que se llevaba tiempo pensando. Y es que en ocasiones, tan solo se necesita un poco de dinero para hacer un sueño realidad.

Los préstamos rápidos online permiten tomar una decisión menos arriesgada

No obstante, se trata de una decisión que se debe tomar en frío, haciendo un análisis detallado de las distintas variables con las que se cuenta. Un pequeño error puede dar al traste con todo un plan financiero. Por suerte, los riesgos se minimizan cuando se acude a los préstamos rápidos disponibles en Internet, que cuentan con un tipo de interés más bajo que los créditos tradicionales.

Préstamo y crédito, ¿significan lo mismo estos dos términos?

Antes de comenzar a hablar de los créditos, es conveniente resaltar la diferencia entre estos y los préstamos. Normalmente las personas utilizan ambos como sinónimos, cuando lo cierto es que se trata de dos herramientas financieras específicas que cuentan con una serie de particularidades.

Los créditos hacen referencia a una cantidad determinada de dinero por un tiempo estipulado, en el cual la persona que lo solicita tiene la opción de utilizar el total de esa cifra o no, asumiendo el compromiso de devolver el dinero más los intereses devengados por dicha cantidad.

En cambio, el préstamo es una operación en la que la compañía prestataria concede una suma fija de dinero, y el solicitante tiene que devolver dicha cantidad más los intereses devengados. Es decir, mientras que en el crédito se va cogiendo lo que se va necesitando, en el préstamo se concede una cantidad determinada, siendo el usuario quien decide qué uso darle.

Por lo tanto, resulta obvio que cada una de estas operaciones es ideal para un tipo de destinatario. Conociendo bien esta diferencia de base, se pueden evitar muchos problemas y malas decisiones dentro de la economía personal. No obstante, además de esa precaución, existen otras cuestiones que se deben tener en cuenta cuando se firma un crédito.

Antes de pedir dinero, ten muy claro para qué lo necesitas

Sabiendo bien la diferencia entre crédito y préstamo, hay que considerar otras variables para no ser demasiado impulsivo y tomar una decisión errónea. Antes que nada conviene saber para qué se va a destinar el dinero. Esto puede parecer una obviedad, pero sin embargo, son muchas las personas que no planifican suficientemente el destino que darán al crédito solicitado.

En efecto, en muchas ocasiones, alguien pide un dinero por ejemplo para hacer un arreglo en casa, y termina dándose un capricho innecesario. Una situación que termina dándole más problemas. Así las cosas, lo mejor es planificar necesidades, los costes que estas conllevan, y de este modo, ahorrarse malas decisiones.

Si ya lo tienes claro, ¡ya puedes solicitar la cantidad que necesitas!

Una vez que este aspecto esté claro, se estará al fin en disposición de solicitar aquella cifra que se considere necesaria. No es mala idea solicitar un pequeño excedente, ya que esto puede permitir cubrir gastos imprevistos que se ocasionen de por medio, sin necesidad de pedir dinero de nuevo. Por supuesto no se trata de pedir lo que no se necesita, sino de que el crédito sea un poco más amplio de lo que se preveía en el presupuesto. En muchas ocasiones, ni siquiera será necesario hacer uso de ese dinero de más.

Antes de firmar un crédito, es muy importante también comparar las distintas empresas que ofrecen la misma opción financiera. Tan solo tomándose un poco de tiempo, se puede dar con aquella opción que permita ahorrar tiempo y dinero. Gracias a Internet, hoy día se puede acceder a distintas páginas que comparan servicios, o revisar opiniones de clientes previos que siempre pueden ayudar a la hora de tomar decisiones. Solo se necesita prestar atención, y leer con detenimiento.

Aunque antes el término crédito se asociaba a grandes sumas dinero que pedían las empresas a los bancos, hoy día este ha cambiado radicalmente. Actualmente existen tipos de créditos por pequeñas sumas. Estos dan la posibilidad de solicitar dinero sin tan siquiera moverse de casa, y sin tener que hacer cola en una entidad bancaria. Y es que si Internet ha cambiado prácticamente todos los aspectos de la vida de las personas, sus asuntos financieros no iban a quedar atrás.

¡Mente fría a la hora de pedir dinero!

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