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jueves | 18 abril | 2024
El Ayuntamiento de Betanzos, en el marco de las actuaciones de acondicionamiento y conservación de espacios municipales, intervino en el entorno del río Pelamios a su paso por Caraña.
Desde hace varias semanas, empleados municipales acometen diversas obras en este entorno, un entorno singular rodeado de molinos, tanto en el cauce como en las sendas que lo recorren, incluida la retirada de maleza que entorpecía el curso del agua y que, en los meses de otoño e invierno, podría causar desbordamientos afectando a las viviendas en los tres núcleos en que se divide Caraña.
Además, se renovó alguna pasarela de madera que, con los años, se encontraba deteriorada, y está previsto continuar en los próximos días en el último tramo, antes de la desembocadura del Pelamios en el Mandeo, a la altura de O Xuncaliño.
Las tareas se completaron en Caraña de Arriba y, en este momento, se centran en Caraña do Medio. Las de Caraña de Abaixo son las únicas pendientes y empezarán en cuestión de días, de acuerdo con las previsiones del Gobierno de María Barral.
Iluminación
La alcaldesa, acompañada por el edil de Obras e Servizos, Diego Fernández, visitaron la zona para conocer de primera mano el avance de la actuación, que se completará con la recuperación del mobiliario y la instalación de nuevas luminarias, cambiando las actuales por led, a través de una subvención del IDAE (Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía), adscrito al Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico.
El Pelamios es un regato que muere en el Mandeo. Pero también es una ruta, a sólo unos minutos del casco urbano, a solo dos de A Ponte Vella.
El itinerario, de 1,8 kilómetros y mínima dificultad, discurre entre O Xuncaliño hasta Caraña de Arriba. El entorno se recuperó hace doce años a través de un taller de empleo impulsado por la Xunta. La ruta parte del margen opuesto al Malecón da Ribeira y continúa, paralela al cauce, hasta Caraña de Arriba, en las inmediaciones del puente de la N-651.
En el camino, a lo largo de casi dos mil metros, restos de una veintena molinos y de pasos de pizarra para acceder a los viñedos, uno de los cultivos más arraigado en Betanzos.
Los cambios sociales y estructurales acaecidos el último medio siglo habían convertido Caraña en un rincón casi secreto que enganchaba’ a quienes lo conocían, y el municipio decidió aprovechar el tirón e incluirlo en los itinerarios de Turismo.
"Estas aguas han sido usadas tradicionalmente para la elaboración de harina en los numerosos molinos que nos podemos encontrar en su curso", recogían, a modo de explicación para seguir la ruta, los dípticos editados por el Ayuntamiento de Betanzos.
