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sábado | 20 abril | 2024
Las más de sesenta “casas señoriales” que salpican el entorno metropolitano evidencian la importancia de estos inmuebles en la economía, la cultura y la política del área más cercana a A Coruña. Según el estudio de Carlos Martínez Barbeito, esta comarca y la de Betanzos suman más de un centenar de construcciones –pazos y torres–, aunque en muchos casos éstas no son más que la estela de otras épocas de esplendor y se encuentran en una situación más o menos crítica, abandonados por sus dueños o desvirtuados por “artistas” que, con escasa o nula sensibilidad, cometieron auténticos atentados arquitectónicos alterando la estética original, tanto de los más antiguos, de la Edad Media, como los más “modernos”, que los expertos sitúan entre el XVII y el XVIII.
Otros continúan su actividad como centros de cultura y arte, o como instalaciones para la celebración de eventos, como muchos de los de Cambre, Culleredo, Oleiros y Abegondo, y solo unos cuantos inmuebles siguen alimentando, contra viento y marea, un estilo de vida característico, manteniendo su idiosincrasia y solera, pero con los cambios necesarios para su adecuación a las comodidades del siglo XXI.
El último informe de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein) anota 250 pazos en venta, medio centenar más que en la comparativa interanual, lo nunca visto en Galicia. Los precios oscilan entre los 180.000 y los 5 millones de euros, aunque “muchos de ellos no se anuncian, sino que están en la cartera de clientes de consultores inmobiliarios o despachos de abogados, sobre todo de la Comunidad de Madrid”.
En 2021 se oficializaron más de una docena de operaciones de compra después del estancamiento del 2020. Unos números que constatan que “los pazos vuelven estar de moda”, y las consultas confirman que el interés no se limita a la comunidad sino que son numerosos los inversores extranjeros que miran a
Galicia.
“Debemos aprovechar esta gran oportunidad” para recuperar el vasto patrimonio arquitectónico de la comunidad, y atraer la atención “de quienes los quieran adquirir para darles una nueva vida, en especial a aquellos que están en condiciones precarias o incluso ruinosas”, señaló el presidente de Fegein, Benito Iglesias.
El empresario indicó la compra de Aián por parte de la heredera de Inditex “es una iniciativa que aplaudo y me congratula, pues podía haber optado por un suelo urbanizable donde quisiera y construir la mansión que quisiese, pero adquirió un pazo gallego, poniendo en valor nuestro patrimonio arquitectónico y a la vez situando Galicia como referencia en el mapa para todas aquellas personas o inversores extranjeros que dispongan del capital suficiente para hacer dicha compra, reforma y rehabilitación”, continuó Iglesias.
Abegondo y Cambre (16) y Oleiros (15) son los municipios con más construcciones (entre pazos y torres) que, con unas características determinadas, responden a esa tipología, única en Galicia.
En los últimos decenios, el Ayuntamiento de Oleiros adquirió un importante número de estos inmuebles para destinarlos en centros sociales o culturales que, con los años, se han convertido en espacios que, más allá de las actividades municipales, alcanzan usos comarcal, como los pazos de Arenaza, en Iñás; As Torres de Santa Cruz o el de Lóngora, ambos en Liáns; A Carballeira, en San Pedro de Nós.
Además, por su historia y encanto, destacan los de Xaz, Arillo, Miraflores, Abella, Pousada, Fontes o Vilanova, así como el pazo do Río, en Montrove, destruido en parte por un avión en 1973.
Oleiros cuenta, asimismo, con numerosas casas solariegas que, aunque de indudable atractivo, no cumplen con las características exigidas a los pazos y que, si se incorporaran a esta relación, lo situarían como uno de los más culturalmente vastos de Galicia.
Con dieciséis, algunos reducidos a cascotes, Abegondo es uno de los dos municipios que más construcciones suma de la comarca de A Coruña. Como As Torres de Figueroa; el de Quiroga, en San Tirso, acondicionado para celebraciones sociales; Orto, también destinado a eventos; A Cerca, en Cullergondo, o los de Crendes, Barral-Calle, Peito Bordel y Vilacova. El de Santa Ana se lo llevaron el tiempo y el embalse, conservándose la capilla por decisión de los vecinos de Orto.
Cambre es cuna de numerosos pazos, como el de Anceis, donde se conserva una placa que evoca la estancia de los Padres Jesuitas en 1874, y el de Drozo, cuidadosamente restaurado por Amancio Ortega. Uno y otro se separan escasos metros, por lo que los historiadores consideran que son ramas de un mismo árbol original, donde coincide el apellido Piñeyro.
