No son muchos los mercados que se cierran con la seguridad de que la siguiente edición, en doce meses, será de nuevo un éxito salvo anormalidad meteorológica o un apagón como el del día 28. Es algo que solo se pueden permitir convocatorias más que consolidadas como la Feira do Primeiro de Maio en Betanzos. Una de las más importantes de cuantas se celebran en el año en todo el territorio de As Mariñas. Una cita seis veces centenaria que volvió a atraer miles de visitantes, causó atascos en los accesos, agotó los aparcamientos y convirtió el centro de la ciudad en un hervidero de almas agradecidas por el sol pero molestos por el calor y la impotencia de no encontrar mesa en alguna de las terrazas del entorno de la García Irmáns.
“Esto es misión imposible”, comenta una clienta en un conocido establecimiento de hostelería del casco histórico, sedienta y cargada con semillas, flores y varias plantas para cultivar, que son las estrellas del Primeiro de Maio como las castañas lo son de la Feira de Santos.
También los artículos de artesanía y, sobre todo, los productos de proximidad que los agricultores venden en sus mostradores, están entre los más demandados entre el Cantón de Claudino Pita, A Porta da Vila y O Castro.
En esta ocasión, también el sol se alió con la capital mariñana, que volvió a vestirse de color para acoger a miles de visitantes y ofrecerles, además del textil, el calzado y los complementos que acaparan metros y más metros en la plaza García Irmáns.
O Carregal se convirtió en la única alternativa viable para dejar el coche, el aparcamiento subterráneo colgó el cartel de ‘completo’ y tanto Policía Local como Protección Civil de Betanzos hicieron auténticos malabares para regular el tráfico y abrir camino a los alumnos de la EMuF (Escola Municipal de Folclore).
Un año más, niños y niñas tuvieron que colarse entre los viandantes para situarse en el emplazamiento marcado para interpretar el ‘Canto dos Maios’, una tradición que anima a despedir el invierno y abrazar los primeros frutos y flores, recuperada hace unos años en Betanzos. Otros muchos los acompañan en todo el recorrido por las calles del casco histórico, desde su salida del conservatorio, en Os Cabildos, hasta el atrio de Santo Domingo. Vestidos de blanco, adornados con collares y flores, pusieron la música, el color, el ritmo e incluso el olor a este singular Primeiro de Maio en Betanzos.