Habíamos llegado a pensar que era un farol, pero no: Rusia ha cumplido su chantaje energético y le ha cerrado el grifo del gas a Polonia y Bulgaria. Oficialmente, porque no han abonado la cuenta del suministro de combustible en rublos, como exigía Putin, provocando la negativa de los países europeos. La consecuencia más inmediata ha sido que se disparen los precios, pero se espera que la siguiente sea la aceleración de los planes de la UE para encontrar proveedores alternativos y hacer que la maldad del presidente ruso se vuelva en su contra.