La televisión ahora se hace de pie y los presentadores, ellos y ellas, parece que participan en un ballet con tacones y deportivas. Se ha puesto de moda el cuerpo ambulante en un plató subiendo y doblando su columna, mientras mueve manos y brazos de forma descontrolada. Solo hay que poner en silencio el televisor para dudar de la serenidad o borrachera de la persona que sale en pantalla. Son modas, cuando una cadena se lanza a sacar a sus presentadores haciendo la danza del vientre, al poco otra los emite como bailarines de la danza de los sables. Hay quien echa de menos la forma tradicional.