El libro, ese gran tesoro

El libro, ese gran tesoro
Intercambiando libros | efe

Si es usted de los que le gusta disfrutar de la lectura de un buen libro de papel, tocarlo, acariciarlo, sobarlo, olerlo, subrayarlo, hojearlo o incluso ojearlo, cada vez lo va a tener, ya no más difícil ―que también― sino mucho más caro. “Uy, qué raro”, se dirá usted con cara de “mira con qué novedades nos salen estos”. Sí, sí, ya sabemos que toooodo está mucho más caro, desde el “peixe” hasta el ibuprofeno. Pero lo que nos ha sorprendido no es eso ―”eso”, ya no nos sorprende.


Hablando con una importante editora de A Coruña, nos comentaba que las editoriales al uso ―o sea, las de libro físico― cada vez lo tienen más complicado. A la dificultad de encontrar textos de calidad, promocionarlos, difundirlos y, lo más importante, venderlos ―lo normal en el negocio, vaya―, se une ahora la subida del papel. ¡Que sí, que sí, que ya sabemos que todo sube! En este caso lo curioso es el porqué. El papel sube ―seguro que entre otras muchas cosas, como la guerra de Ucrania―… ¡porque la pasta de papel se dedica a hacer cartones para los embalajes de las compras online! ¿Cómo se les ha quedado el cuerpo?

El libro, ese gran tesoro

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