No es una joya arquitectónica, pero solo su ubicación, frente a la playa de As Lapas y con una vista privilegiada de la Torre, ya justificaría que se tuviese en cuenta como edificio destacado. Aun así, la antigua cárcel provincial languidece por –cero sorpresa– desencuentros entre administraciones. En su centenario, nada que celebrar. Ni el estar un paso más cerca de su rehabilitación ni el tener un plan de futuro.