SADA- El hotel celebra sus últimas reuniones y la cafetería ya recoge para echar el cierre el domingo por la noche

El hotel vive ahora jornadas de reuniones. Las que mantienen los propietarios con el personal en las propias instalaciones, que permanecen cerradas a cal y canto. Se adivinan estos encuentros a través de los amplios ventanales que el edificio posee en su primera planta, pero nada más. La línea de teléfono, incluso, anuncia al llamar que el servicio está temporalmente suspendido. Tampoco se ve luz.

Sí abre la cafetería –distinta empresa, misma concesión–, que mantiene carteles para un espectáculo este fin de semana. El último antes del cerrojo, ya que el domingo es el último día con gente tras la barra.

Las deudas del hotel, unidas al elevado precio de tasación del edificio –en total casi ocho millones de euros–, han hecho que tampoco nadie quiera hacerse con él. Y más teniendo en cuenta que, el que lo hiciera, debe seguir con el negocio hotelero. Una infraestructura tan grande, de cuatro estrellas –el de categoría más alta en la comarca– y con el sector a la baja en plena crisis, echó para atrás a los inversores. De haberlos, saldrán ahora a escena. El hecho de que las dos subastas a las que ha sometido la Seguridad Social –que lo mantiene embargado– al inmueble se hayan declarado desiertas, hace que se desista de las pujas, por lo que irá a la venta directa.

Las ventajas para posibles interesados es que se podrá adquirir el edificio siempre que se cubra un mínimo del 25% del importe inicial.