Reportaje | Nostalgia de un Arteixo de cumbias, pasodobles y ginkás

Reportaje | Nostalgia de un Arteixo 
de cumbias, pasodobles y ginkás
Vista actual de la sala, en la calle Ría de Ferrol | quintana

Entre cristales rotos y un tejado a medio caer, en la céntrica calle arteixana Ría de Ferrol pasa sus días la mítica sala de fiestas Eva, evocando los recuerdos de juventud de los ya jubilados y generando nostalgia a todos aquellos que forjaron sus matrimonios y sus mejores amistades en una pista de baile que llegó a tener enfrente al mismísimo Camilo Sesto y a orquestas como Sintonía de Vigo, Los Españoles y Os Tamara.

Fundada en 1968 por Manuel Díaz, alias Manolo de Eva –y abuelo del hoy en día monologuista arteixán Manuel de Eva–, se mantuvo activa hasta el 1982 viviendo un éxito total durante los años 70, cuando jóvenes de toda la comarca coruñesa y de Bergantiños acudían en masa los domingos y festivos para disfrutar de ritmos como la cumbia, el merengue y el swing. De 20.00 a 00.00 horas, la Eva era un hervidero y una de las pocas opciones de ocio con las que contaba aquel Arteixo, acostumbrado al cine Real de la avenida de Fisterra y a los partidos de fútbol locales los fines de semana.

Pasión por la música
Manolo de Eva llevaba la música en la sangre. Mucho antes de abrir la sala Eva, en 1939, ya organizaba un baile en la Ponte do Val, en Loureda, y más tarde utilizó una “eira”, la de Moreiras, para continuar la actividad. Tras pasar por el Salón de Pardo y algún otro, en el año 68, con Massiel ganando Eurovisión con su “La, la, la”, iniciaba una etapa al frente de un recinto con unos 200 metros cuadrados. Las bebidas estrella, por supuesto, el cubalibre y el ginkás.

El yerno de Manolo, José Ramón Campos, recuerda como si fuera ayer la época de la sala. “E o de antes tamén, que traballei moito tempo con el nos anteriores salóns de baile que tivo. Meu sogro era un home excepcional, nunca deixou o seu traballo na Fábrica de Armas pero gustáballe o baile”, afirma sonriente.

Fue tal el éxito de la Eva que, siete años después de abrir, en el 75, hubo que ampliarla. Camilo Sesto la llenó en el año 70, cuando aún era “pequeña”, pero Los Tamara lograron abarrotarla –con unas 1.400 entradas vendidas– en la segunda etapa, cuando ya tenía sobre 430 metros cuadrados.

“Pucho Boedo veu varias veces actuar, para min e os da miña xeración era un ídolo. Pola sala pasaron Os Pekenikes, Os Diablos, Fórmula V, María Jesús y su acordeón, Juan Camacho... E o resto dos días tiñamos ás mellores orquestas de Galicia”, cuenta Campos, quien se encargaba de la vigilancia de la sala y de evitar “trifulcas” provocadas, en la mayor parte de los casos, por pandillas que no acudían a la sala con intención, precisamente, de bailar. Manolo de Eva fue precursor de una moda muy extendida en los salones y las discotecas hasta no hace mucho: la de no cobrar entrada a las mujeres. “Alí se coñeceron e mocearon moitos matrimonios de Arteixo e algúns da Coruña que aínda están xuntos hoxe en día e xa teñen netos”, comenta el yerno de Manolo de Eva, quien rememora un tiempo en el que incluso Julio Iglesias estuvo a punto de actuar en Arteixo, con contrato firmado.

José Ramón Campos reconoce que el ocio y la música hoy son otra cosa y sigue prefiriendo las tonadas de Pucho Boedo, Los Players o Los Trovadores a los músicos bailongos de hoy en día: “Están tocando o saxo ou a trompeta e bailan. Créome moi pouco as orquestas de ahora”, concluye. Los 70 eran otros tiempos. l

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