Rectoral rica, rectoral pobre

Rectoral rica, rectoral pobre
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Los que sobrepasan la cuarentena (no la médica, la otra) se acordarán de la exitosa serie televisiva “Hombre rico, hombre pobre”, en la que el malo “Falconetti” se comía (en la pantalla se refiere) a los dos hermanos protagonistas, que como el propio nombre de la ficción indicaba tenían vivencias divergentes.
Pues salvando las distancias también diferente, y mucho, son las suertes de las diversas rectorales ubicadas a lo largo y ancho de la comarca coruñesa. Mientras unas son objeto de reformas y mejoras cada cierto tiempo, a otras el tiempo (el meteorológico y el cronológico) les crea una profunda mella.
Entre las privilegiadas se encuentra, entre otras, la vivienda del párroco de Santa María de Cambre, que recientemente ha sido pintada en su exterior. En las antípodas se encuentra, sin embargo, la rectoral la parroquia bergondesa de Bergondo. La maleza amenaza con adueñarse de un edificio de dos plantas que si nadie lo remedia podría no tardar mucho tiempo en convertirse en una completa ruina.

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Sin embargo, la situación más llamativa (podrían utilizarse otros calificativos) es la de la rectoral de San Ciprián de Bribes, en el municipio de Cambre.
El estado en que se halla el edificio, situado en las inmediaciones de la iglesia parroquial, es tal que incluso el Gobierno local solicitó al Arzobispado de Santiago que tomase cartas en el asunto.
Sin embargo, la actuación de la Iglesia no ha sido hasta la fecha muy notoria, porque hace escasamente un año, debido a la lluvia, la cubierta se vino abajo, pero sin dejar víctimas.
Más fortuna tuvo la rectoral de Celas, en el municipio de Culleredo. El Ejecutivo local, que preside Julio Sacristán, destinó recursos y dinero para reconvertirla en local social.

Rectoral rica, rectoral pobre

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