MIÑO - Los vecinos se niegan a dejar las protestas en la calle para exigir la dimisión de Oroza

MIÑO - Los vecinos se niegan a dejar las protestas en la calle para exigir la dimisión de Oroza
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Parejas que empujan la sillita de su bebé hasta A Carreira. Jubilados que “cargan las pilas” antes de salir de Rabazal. Grupos de amigos a punto para disfrutar de un sábado al sol en la Playa Grande. Estos eran algunos de los perfiles de los cerca de mil manifestantes que este sábado, por  cuarta semana consecutiva, salieron a las calles de Miño para protestar por lo que a sus ojos es un “esperpento”, un alcalde sin sueldo y sin órgano colegiado, para reiterar sus peticiones de dimisión a Ricardo Sánchez Oroza.  Ninguno parece el prototipo de participante en una manifestación, pero llevan treinta días movilizándose por la “dignidade” y porque “Miño non se Vende”.
La sombra de una moción de censura sobrevuela el municipio desde que el viernes, el PP, que con sus votos entregó el bastón de mando a Oroza, retirara su apoyo al independiente escudándose en que este no había cumplido su pacto ni su palabra con el Partido Popular. Desde entonces, ni conservadores ni socialistas niegan la posibilidad de una maniobra de censura, si bien el PSOE insiste en que el PP debe tener claro que el 24-M el pueblo eligió a la izquierda para dirigir el Ayuntamiento de Miño. 
Los que comenzó como una protesta con unos pocos centenares de personas ha derivado en una cuestión de orgullo, y así se lo hicieron ver al candidato del PSOE, Manuel Vázquez Faraldo, cuando planteó aparcar las movilizaciones: “Non, non... Nos seguimos ata que él marche”, gritaron ellos y ellas a las puertas de la casa consistorial, en la calle de A Carreira.
Así, aunque se estarían estudiando otras medidas de presión, todo apunta a que Miño volverá a marchar desde Rabazal el próximo sábado, día 18.
En la última convocatoria pudieron verse pancartas con los lemas habituales “Pola Dignidade do Pobo” y “Miño non se Vende”, pero también algunas nuevas: un cartel con el mensaje “40.000, porque Yo lo Valgo”, en alusión al salario que quiso fijarse el alcalde y que el pleno rechazó por los votos en contra del PSOE y del PP, u otro, de tamaño similar, con la foto de un Superman con la cara de Oroza que advierte de que “si pensaron que era una figura decorativa, se equivocaron”, en clara referencia al Partido Popular de Miño.
Al final de la marcha, delante del consistorio, Olalla Barro, cabeza de lista del BNG, y Manuel Vázquez Faraldo, del PSdeG, se dirigieron a los vecinos: “Botarémolo”, proclamó Barro. El socialista, más comedido, les habló claro de una moción de censura, a lo que los manifestantes respondieron con aplausos y gritos de “alcalde, fora de Miño”. Faraldo apeló a que el PP asuma que los vecinos otorgaron al PSOE la responsabilidad de gobernar, en tanto fue la primera vez en la historia democrática en que la izquierda ganó las elecciones en Miño. Aún así, “por el bien del pueblo”, se mostraron dispuestos a hablar y negociar con el PP.

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