Miles de personas, avispas y vino, mucho vino

Miles de personas, avispas y vino, mucho vino
Miles de personas, avispas y vino, mucho vino

Era domingo y eso se notó. Este año la primera jira de Os Caneiros fue un auténtico éxito en todos los sentidos. En número de personas, superó a la del año pasado, a pesar de que en 2012 también fue fin de semana, sábado. Ayer se hablaba de unas 5.000 personas y aunque la mayoría fueron botelloneros, mal que le pese al Ayuntamiento y a muchos betanceiros, este año no hubo que lamentar grandes incidencias.
El balance es similar al de años anteriores: Protección Civil tuvo que atender hasta cuatro intoxicaciones etílicas y dos trasladados por caídas. Según informan desde los servicios de emergencia, el primero de los heridos se quejaba de dolor en una rodilla y los voluntarios se decidieron a evacuarlo por temor a que fuese algo más grave que una torcedura.
La segunda intervención llamó más la atención en el campo ya que el joven fue evacuado en camilla inmovilizado lo que hizo a muchos sospechar de la gravedad de su estado, pero según Protección Civil solo se le trasladó al hospital para comprobar el alcance de los daños.
Pero el mayor número de atenciones de Protección Civil se debió a las picaduras de avispas, que con el calor y a la mezcla de vino y sudor de los botelloneros hicieron su particular agosto.
La nota más cómica de las intervenciones la pusiesen unos inexpertos marineros a los que una cuerda se les enganchó en la hélice del barco a la altura da Ponte Vella, con lo que no podían continuar su viaje. Sucedió en torno a las seis de la tarde y hasta allí se trasladaron los bomberos, que una vez en el lugar solo pudieron comprobar que, efectivamente, ese era el problema. Al carecer de equipos de buzo, los bomberos no pudieron desatar el “embrollo” y solo se procedió a desembarcar a los viajeros, que tuvieron que abandonar su medio de transporte hasta que bajó la marea.

engalanarse
Pero para muchos Os Caneiros más que la fiesta descontrolada en la que se ha convertido desde hace ya más de veinte años, es una romería. Estos, la mayoría “garelos de pro”, siguen engalanando sus barcas y lanchas, que ayer a la hora de comer comenzaron a subir río a arriba como cada 18 de agosto.
San Xiao, Os Ánxeles, O regueiro y tras él, la Curva do Espello. Una vez arriba, la estampa de todos los años. Las prácticas de los botelloneros impiden a las familias disfrutar de un día de fiesta tranquilo e incluso estropean el entorno y el terreno, que ayer estaba prácticamente impracticable. Por ello algunos prefirieron quedarse en las embarcaciones o en las orillas del Mandeo mientras sonaba la música de la ya clásica charanga NBA (No Bebemos Agua). Este año, en cambio, faltó una orquesta que por primera vez fue sustituida por un DJ.

mareas
Los más experimentados señalan que la marea de subida fue estupenda, no así la de bajada ya que pasadas las diez de la noche el agua estaba aún muy baja para que los barcos más grandes pudiesen regresar. La solución, no estresarse y cenar entre las aguas.
Una vez se alcanzó la pleamar  las naves pudieron bajar y así disfrutar de la sesión de fuegos artificiales que cerraría la primera jira de Os Caneiros, con verbena a cargo de Alarma. El próximo domingo, más, y se espera que mejor, con los “Caneiros pequenos” en los que entonces sí, los betanceiros vuelven a encontrar su lugar en el Mandeo.  n

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