Los padres alertan de que el Vales Villamarín está “en fase terminal”

Los padres alertan de que el Vales Villamarín está “en fase terminal”
en la entrada y la salida se concentran a las puertas más de un millar de personas, y en el interior ha habido que habilitar pasillos como aulas

Es el colegio con más alumnos de toda Galicia. Pero su evaluación de diagnóstico, la prueba que mide el nivel educativo de cada centro, está dentro de la media y, en algunos puntos, incluso la supera, para situarse entre los de mayor competencia pedagógica de toda la provincia de A Coruña. Son los pros y los contras del Vales Villamarín. Las ventajas y los inconvenientes del único CEIP de Betanzos. Los méritos corresponden “ao inxente esforzo da dirección e de todo o seu profesorado”, reconocen desde la Asociación de Nais e Pais de Alumnos (ANPA) Brigantium.

El colectivo acaba de publicar el “Parte Médico do CEIP Vales Villamarín”, un colegio “en fase terminal” que, después de albergar las primeras lecciones de varias generaciones de niños y niñas de Betanzos, Coirós y Paderne, empieza a sufrir los achaques propios de un edificio que abrió sus puertas en los 70.

La situación es insostenible en el Camiño do Carregal. “Non hai un só oco libre, polo que é imposible desdobrar algunha clase”, explica el ANPA del Vales Villamarín. En los últimos meses, han tenido que habilitarse los descansos de los pasillos con mesas y sillas “para poder dar clases de apoio e reforzo aos nenos que o necesitan”, añaden desde Brigantium. Y, a pesar de todo, el colegio funciona y, cada día, un millar de niños de 3 a 12 años “aprenden, xogan e se forman para o seu futuro” en el grupo escolar más masificado de Galicia.

 

Riesgos

“No momento de entrada e saída, en escasos dez minutos, concéntranse, en menos de cen metros, nas portas do colexio, unhas 1.500 personas entre nenos e pais cos vehículos, co perigo que iso leva aparellado”, y el gobierno municipal reconoce que esta situación obliga a desplegar en cada jornada lectiva un dispositivo especial por parte de la Policía Local de Betanzos.

La capacidad del comedor, con solo 50 plazas, es uno de los síntomas más evidentes de la transformación social de los últimos cuarenta años, e implica convertir cada día el salón de usos múltiples en comedor, mientras que la falta de espacio suficiente en el patio cubierto supone que, en los días de lluvias, parte del alumnado se quede sin recreo.

Los padres alertan de que el Vales Villamarín está “en fase terminal”

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