9º-16º
martes | 23 abril | 2024
La sentencia del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia que declara al Ayuntamiento de Miño responsable del pago del justiprecio por los terrenos expropiados en su día por Fadesa Inmobiliaria para desarrollar la macrourbanización de Costa Miño Golf ha puesto “contra las cuerdas” al ejecutivo de Jesús Veiga. El fallo obliga a la administración local a asumir los 21 millones que corresponden a la diferencia abonada en su momento por la promotora y el valor del suelo establecido en 2006 por el TSXG que, en sentencia firme, elevó el precio de 6,32 euros el metro cuadrado a 25,9.
Los expropiados adelantaron a este periódico que, “se transcorrido un tempo prudencial, o Concello de Miño non se pon en contacto con nós para negociar os pagos, dirixirémonos ao TSXG para que estableza unhos prazos e proceda á inhabilitación do alcalde e de todo o goberno municipal”, precisó el presidente de la asociación de afectados, Santiago González. El colectivo insiste en que “a lexislación é moi clara” y que, en este sentido, no entiende la actitud adoptada por el Ayuntamiento de Miño al no exigir los avales a Fadesa, pero tampoco la de la Xunta, “que deo o visto bó ao PXOM, ao Plan Parcial e aos contratos con Fadesa”.
Reacciones
Tanto el PSOE, como único grupo de la oposición, como el BNG, con representación en los mandatos anteriores, solicitaron este martes la dimisión inmediata de todo el equipo de Jesús Veiga.
El portavoz socialista, Manuel Vázquez Faraldo, recriminó al PP “la soberbia y actitud chulesca que ha tenido durante los once años que dura este asunto”; su “desprecio a las advertencias” del PSOE en demanda de un cambio de rumbo y, sobre todo, “la incompetencia de políticos y asesores” para gestionar un tema, cuyas consecuencias “hipotecarán el futuro de los apenas 5.600 habitantes de Miño”.
Por su parte, los nacionalistas exigieron al PP que “pida disculpas ao pobo de Miño por avalar esta desfeita” y a Jesús Veiga que “presente a súa demisión por non facer nada por evitar algo que estaba visto, por cargarlla a toda a veciñanza os gastos de luz e servizos dunha macrourbanización pantasma, e por vender Miño aos especuladores urbanísticos”.
